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Comercio

El mercado de Camp Redó aguarda que Cort explique las condiciones de la concesión

Pese a la pérdida de puestos, en diez años se han cerrado 17, los dueños de los 19 'resistentes' creen en el futuro de la plaza

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Mercado de Camp Redó

El mercado de Camp Redó abrió en 1972 gracias a la iniciativa privada del empresario Yborra. Bàrbara Serra y su marido Jaime Cifuentes junto a Adela Serrano y Francisco González fueron, además de Mari Carmen Fajardo, los primeros que pusieron su pica en una plaza que hoy, 45 años después, quieren saber si expirada la concesión en 2019 podrán aspirar a su renovación. Es la lucha de los descendientes, Jaume Cifuentes y Francisco González, presidente de la Asociación de Comerciantes del mercado.

Se resisten, quieren "saber de qué vamos a morir", porque pese al goteo de cierre de locales -de los 36 locales, permanecen abiertos 19, el resto ha bajado la barrera en los últimos diez años-, confían en seguir siendo "el mercado de barrio", frecuentado también por vecinos de Establiments, Secar de la Real, Son Sardina, incluso, de los más alejados barrios del centro de la ciudad. Cuentan con el apoyo del vecindario y de clientes. El pasado verano reunieron más de 4.000 firmas en un solo mes.

"Pedimos a Cort que nos aclare a cuánto ascenderá la concesión y por cuanto tiempo se concederá. Estamos dispuestos a reorganizar los puestos, a que entre unos pocos comerciantes concentremos los puestos de venta, dejando a la vez que otras personas interesadas opten a abrir su negocio aquí; ¡que los hay!", explica González. Él regenta la carnicería de los Hermanos González. "Queremos que nos den una salida a tiempo porque si hemos de hacer una reforma, saber qué plazo tenemos", expresa Jaume, propietario de Frutas y verduras Bàrbara.

Historial de reformas

Precisamente los placeros del mercado de Camp Redó conocen a la perfección el precio que se paga por mantener su actividad mientras se llevan a cabo obras. No alcanza el medio siglo pero ya ha sido 'tocado' en un par de ocasiones.

Cuando Yborra abrió el mercado, la planta baja se dedicó a frutería y verduras y en la primera se comercializó pescado y carne. Al edificio se le incorporaron dos plantas más solo que la última no llegó a tabicarse. En el optimismo del empresario, ideó una plaza con 200 puestos pero en el que solo cabían 4 camiones. En 1986, catorce años después de la apertura del mercado privado, se decidió hacer una reforma en la planta baja. Los comerciantes vendieron en la primera planta en los dos años que duró la reforma. En 1988, 30 comerciantes quedaron instalados en "el mercado más moderno de palma", juzga Jaume Cifuentes. Antes, un grupo de vendedores le compró parte del mercado a Yborra para poder llevar a cabo la reforma. A cambio, se cedieron al Ayuntamiento, propietario del solar, la terraza y la segunda y tercera plantas.

En 1996, Cort les pidió la mitad de la planta primera para ubicar la comisaría de policía del Distrito Norte. Con ellos han tenido que compartir el aparcamiento. "Les cedimos catorce plazas a cambio del mantenimiento. El parking se ha quedado viejo, y no podemos reformarlo. Frente a las quejas de la policía, han dejado de usarlo. Ahora contamos con 20 plazas gratuitas para clientes", cuenta Jaume.

Ellos cuentan con un boceto de un anteproyecto de un arquitecto. "Queremos quedarnos, creemos que el mercado tiene futuro porque no somos estanterías de Mercadona. Nuestro trato es personalizado". Habla la segunda generación del Mercado de Camp Redó.

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