La asociación de vecinos de Son Rapinya y usuarios del camino de Puigpunyent denuncian que hay "hasta nueve barreras que cierran el paso de los diferentes ramales" del sendero público y protegido. En concreto, hay cinco tramos cortados por una valla y cuatro más cerrados con valla, puerta y candado, todo ello en un terreno delimitado cuyo perímetro mide 1,7 kilómetros y la superficie que ocupa llega a los 30.900 metros cuadrados, tal como detallan los afectados tras realizar un trabajo de campo en la zona.

Las entidades vecinales de Son Rapinya, Son Roca, Son Flo y la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma han organizado una excursión reivindicativa el próximo domingo, día 26, en la que recorrerán el camino de carro que unía Ciutat con Puigpunyent para exigir que se retiren definitivamente todas las barreras, no solo la situada junto al cementerio de la Vileta, que los promotores del campo de golf de Son Quint abrieron la semana pasada tras una reunión con Cort.

Sin embargo, los vecinos piden que se elimine la puerta metálica y la obra de marés construida a principios de año porque, entre otras cosas, impide el acceso de los camiones de bomberos y se trata de la entrada a la antigua vía de comunicación catalogada y que data del siglo XIII.

Los organizadores esperan una gran participación en la caminata de protesta, que comenzará a las 9,30 horas en el aparcamiento del cementerio de la Vileta, durará entre dos y tres horas y es apta "para todas las edades". Animan a la asistencia con la frase: "Ven. Entenderás por qué lo defendemos" e indican que bordearán parte del nuevo vallado para que los excursionistas conozcan qué tramos han sido cerrados, según se puede leer en los numerosos carteles que ayer colgaron en los barrios más afectados.

Recorrido explicativo

Asimismo, un guía explicará la historia del camino protegido, su valor patrimonial, los elementos etnológicos y arquitectónicos que se irán encontrando a lo largo del recorrido -como por ejemplo la antigua hostería donde se hospedaban quienes tenían que viajar en carro de Palma a Puigpunyent- y los numerosos valores naturales del entorno montañoso.

Desde la asociación de vecinos de Son Rapinya resumieron ayer que será un acto de "protesta y sensibilización" ante un cierre que no acaban de comprender y en el que consideran que existen intereses ocultos. "No se entiende tanta molestia en poner barreras, vallas, candados y vigilantes de seguridad con el único objetivo de disuadir a los paseantes, a no ser que quieran construir o ampliar el golf", advirtieron.

A través de las redes sociales, añaden que se reservan "acciones administrativas y penales si no se deja el camino (y sus bifurcaciones) abierto completamente". Creen además que "todo esto se habría evitado si la licencia [de obra otorgada por Urbanismo] se hubiese tramitado con un mínimo de diligencia y se utilizasen adecuadamente los mecanismos de inspección urbanística".

Cuando los responsables del área se reunieron el viernes día 10 con los promotores del cierre, acordaron la apertura inmediata de la barrera junto al cementerio, pero quedó en el aire su retirada y la supresión de la obra de marés. En relación al camino perimetral de Son Quint, que los paseantes llaman "la ruta del colesterol", un estudio pormenorizado de una ingeniera de caminos municipal establece que también se trata de un ramal público.