El bosque urbano empieza a crecer. Los primeros árboles -el inicio de las obras- se plantarán después del verano en los 17.000 metros cuadrados del solar que ocupaba el antiguo canódromo. La primera fase de este espacio público tendrá 290 ejemplares de especies mediterráneas, sobre todo encinas y almeces, aunque también habrá pinos, almendros y olivos, además de los arbustos típicos del archipiélago. El futuro bosque comenzará detrás de la plaza del Tubo, en la confluencia entre las calles Llorenç Cerdà y Carles I; y el proyecto básico, que fue presentado ayer, contempla cuatro accesos desde las citadas vías, uno de ellos en la entrada al antiguo canódromo, al lado del torrente de sa Riera.

El proyecto de ejecución, que es el paso previo a la licitación de las obras, estará concluido en dos meses, por lo que el concejal de Urbanismo y Modelo de Ciudad, Antoni Noguera, afirmó que en septiembre se podrán iniciar los trabajos de adecuación del solar y plantación de las especies, que finalizarán a principios del año que viene, según calculó.

Para este fin, Cort cuenta con medio millón de euros de la Ley de Capitalidad. En 2018 habrá 200.000 euros más para poner en marcha la segunda fase de la zona arbórea, que ocupa 24.000 metros cuadrados del solar del antiguo velódromo de es Tirador, lindante al canódromo. Sin embargo, el Ayuntamiento tiene que abonar antes a los antiguos propietarios un justiprecio que oscila entre los siete y nueve millones de euros. Noguera confía en que la nueva fase esté concluida en 2019.

Un espacio vecinal

La primera fase es una realidad y tiene como objetivo "transformar un punto negro de la ciudad en un bosque, contribuir a luchar contra el cambio climático [mediante la bajada de la temperatura], crear un espacio vecinal e ilusionar de nuevo con el urbanismo, debido a que hasta hace poco solo ofrecía propuestas conectadas con los poderes económicos", criticó el futuro alcalde en referencia a la pasada legislatura.

El director general de Vivienda, Francisco Cifuentes, quien se ha encargado del proyecto junto con los arquitectos Pere Soler y Tomàs Fortuny, detalló que el espacio público recuperará un ramal de la acequia de la Font de la Vila, que está protegida y es del siglo XIII. Además, el futuro bosque integra la antigua pista del canódromo para correr o pasear, aprovecha la entrada originaria, mantiene los cuatro grandes plátanos junto a sa Riera y optimiza las mal llamadas malas hierbas, porque no lo son, sino que "las herbáceas o bancos de semillas son un ecosistema que ha ido creciendo durante los últimos 20 años y se tienen que aprovechar", destacó.

Otro aspecto muy importante que resaltaron tanto Noguera como Cifuentes es que el bosque no solo conectará la ciudad con la naturaleza, ya que también unirá las dos barriadas que ahora están separadas por el torrente, Bons Aires y es Fortí. Los presidentes de las asociaciones de vecinos de ambas zonas, Salvador Maimó y Miquel Rosselló (de la calle Jesús), aplaudieron el proyecto.