Los vecinos y restauradores aplauden la limitación de bares y restaurantes en los ejes cívicos y calles peatonales de Palma, una medida que ayer aprobó la junta de gobierno municipal. Tanto la asociación proteccionista ARCA como la entidad Barri Cívic de Santa Catalina también muestran su satisfacción, aunque lamentan que "a la calle Fàbrica ha llegado con siete años de retraso, pese a que antes de su peatonalización se pidió a Cort un plan especial de usos para evitar la transformación que ha sufrido y la desaparición del comercio", tal como afirmó la vicepresidenta de ARCA, Àngels Fermoselle.

El portavoz de Barri Cívic, Rafel Umbert, añadió que la decisión de la concejalía de Urbanismo y Modelo de Ciudad "es buena para prevenir la proliferación de bares y restaurantes en otras calles y no incidir en los mismos errores que en Fàbrica". La solución en este eje cívico pasa ahora por "paliar los problemas con la aprobación de la ordenanza de ocupación de la vía pública y el control del exceso de decibelios", destaca.

El presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, Joan Forteza, considera que la conocida como ordenanza de terrazas que está preparando el área de Gobierno Interior "será el complemento a la limitación adoptada el martes por el consejo de gerencia de Urbanismo, ya que contribuirá de manera definitiva a mejorar el nivel de convivenciaentre residentes y restauradores". Forteza espera "que la normativa esté aprobada y en vigor para la temporada turística. Necesitamos que se actúe de inmediato, es un clamor en numerosos barrios, ya que la crispación será enorme si este verano se vuelve a producir la masificación del anterior", tal como advirtió.

En cuanto a la modificación del PGOU aprobada inicialmente ayer para restringir la apertura de establecimientos de restauración a un máximo de tres en un radio de 50 metros, la única pega que ve el presidente vecinal es que "no tiene carácter retroactivo", pero reconoce que es inviable quitar los derechos adquiridos a quienes regentan estos negocios.

Convivencia

Según afirma la patronal de bares, cafeterías y restaurantes, limitar el número de futuros negocios es una medida muy necesaria, ya que "la clave de la convivencia es que en una zona no solo exista este tipo de establecimientos, sino también comercios", como remarcó el presidente, Alfonso Robledo. De todos modos, instó al Ayuntamiento a "centrarse en zonas como la calle Blanquerna, Fàbrica, el paseo Marítimo o el Born". Por su parte, la asociación de comerciantes de Velázquez, una calle que está pendiente de su peatonalización definitiva, cree que la limitación se tendría que ajustar a cada zona, "porque no es lo mismo una vía de 200 metros que una larga, como Blanquerna", en palabras de Carlos Sans.

En referencia a este eje cívico, el presidente de la asociación de vecinos de Santa Pagesa, Miquel Àngel Barceló, se congratula de que el consistorio "ha llegado a tiempo en Blanquerna, sobre todo desde el Rívoli hasta la plaza París, donde la densidad de bares y restaurantes cada 50 metros se cumple". Pese a que la proliferación es mucho mayor en el tramo cercano a las Avenidas, Barceló reconoce que "no se puede hacer más en este sentido, por lo que ahora solo falta aprobar la norma que regulará las terrazas. Servirá para redimensionar los excesos y recuperar el equilibrio".

El portavoz de la asociación Barri Cívic de Santa Catalina se plantea como peor escenario que algún empresario recurriese la restricción municipal ante la Unión Europea por atentar contra el libre comercio. Sin embargo, él mismo otorga la respuesta: "Debe prevalecer el derecho constitucional al descanso".