Cap Pela trajo la música a Sant Sebastià y la lluvia apareció sin ser invitada, aunque es un clásico en las fiestas del patrón. Muchos de los palmesanos congregados en la plaza Major para escuchar el pregón del grupo mallorquín y su concierto posterior se guarecieron en los soportales y otros tantos se marcharon sin haber disfrutado del tradicional So de Pastera de las siete voces a capela.

Los niños se libraron del aguacero y, por primera vez, tuvieron su propio pregón antes del oficial, o un intento de él. En Tianet, na Tianeta y otras cuatro marionetas trataron de leer una bienvenida al inicio de las celebraciones, pero no lo consiguieron. Medio centenar de pequeños sentados frente a un teatro de títeres ayudaron al director de la obra a librarse de una rata y se rieron con los problemas de los muñecos para hacer su discurso. Finalmente, los nuevos personajes de las fiestas bailaron y dieron el sus de salida a la diversión.