En la antigüedad, los hombres tejían. También durante la Edad Media y el Renacimiento. Los marineros lo llevan haciendo toda su vida, arreglando las artes de pesca. En Palma, como en el resto de España y Europa, había gremios de tejedores y tintoreros, pero hoy solo queda el topónimo en el polígono de Son Castelló. En la actualidad, "es normal ver a un hombre haciendo punto en un café de Amsterdam o incluso en las universidades", destaca la experta tejedora Tatiana Sarasa. Sin embargo, "aquí te miran raro, como le ocurría a Adrián, que dejó de tejer en público porque todo el mundo le preguntaba: ¿Sabes hacer punto?"

Ahora practica en el espacio de creación Open Studio 79, situado en la calle Sant Magí, que cada tarde de viernes se convierte en un lugar de encuentro para los aficionados a las lanas. Pero como prácticamente solo acuden mujeres y Tatiana sabe que "hay hombres que tejen o les gustaría aprender", la artista ha iniciado un encuentro similar específico para ellos llamado Punto y Pelotas. Lo organiza un sábado al mes, es gratuito y en la primera edición acudieron tres hombres. Para la próxima, el 19 de noviembre, anima a quienes tengan ganas de aprender o perfeccionar este arte y romper estereotipos, ya que hacer punto aún es considerado por muchos una labor tradicional de las mujeres.

La artista pretende acabar con los prejuicios "recuperando la naturalidad de que pueda haber un hombre tejiendo en cualquier parte". Con Punto y Pelotas crea "un ambiente donde se sienten cómodos para dar el primer paso de salir de casa y aprender, ya que es un espacio donde comparten la nueva experiencia con otros compañeros".

Como afirma Tatiana Sarasa, "hacer punto es la medida del tiempo real, porque no podemos ir más rápido que nuestras manos con las agujas, y en esta vida acelerada es importante saber parar para deshacer un punto si nos hemos equivocado y volver a empezar", compara. La dueña de Open Studio 79 lo recomienda como terapia antiestrés y no solo ella, sino también los expertos en salud, ya que aporta beneficios tanto físicos como psíquicos. Ahora solo falta que el colectivo masculino se anime a tejer y de nuevo sea normal para ellos.