Playa de Cala Major. 12.22 horas. Una cálida mañana de octubre que parece verano. 22 grados a la sombra. Una jornada tranquila en la que todavía hay unos 150 bañistas tumbados sobre la arena. Pero de repente dos hombres se ahogan. Alzan los brazos para llamar la atención y comienzan a chapotear porque se supone que una corriente les está arrastrando. No es casual, todo estaba orquestado para que se ahogaran. O, mejor dicho, para que se hicieran los ahogados.

Los socorristas de Palma organizaron ayer un simulacro de emergencia en su último día de trabajo. A partir de hoy y hasta mayo del año que viene, las torres de vigilancia quedarán vacías, pero aprovecharon su despedida para ensayar los protocolos de actuación.

En 17 minutos resolvieron el caso planteado: dos bañistas comienzan a ahogarse arrastrados por una corriente. Uno se queda inconsciente al cabo de dos minutos de luchar contra el agua. Primero se lanza un socorrista al agua y, al ver que una de las víctimas pierde el conocimiento, avisan a la lancha salvavidas quien le saca del agua.

En la orilla le espera otro socorrista con el material sanitario preparado. Allí avisan al 112, que envía de inmediato a una ambulancia. En total, cinco personas se ocupan del estado de salud de la víctima (tres socorristas y dos sanitarias).

Dos turistas intentaron intervenir en el simulacro, aunque tuvieron que avisarles que era solo un ensayo. Después de pincharle adrenalina y de practicar la reanimación cardiopulmonar durante siete minutos, consiguieron que recuperara el pulso y la respiración. Una vez estabilizado, lo subieron a la camilla y lo trasladaron hasta la ambulancia, donde dieron por finalizado el simulacro después de 17 minutos y 21 segundos.

El simulacro fue organizado por la empresa de socorrismo y salvamento Emergències Setmil, que presta el servicio para las playas de Palma. La coordinadora de la compañía, Gloria Carrión Bustos, observó a pie de playa el desarrollo de todo el ejercicio.

Con los resultados de la prueba ayer por la tarde tuvieron una reunión donde repasaron todos los protocolos paso a paso y propusieron cambios para mejorar los tiempos de respuesta. Todo ello lo aplicarán en las playas a partir del año que viene, cuando vuelvan a vigilar la seguridad de los bañistas palmesanos.