Fue una de las primeras residencias de gente mayor que hubo en Mallorca. La caja de ahorros ofrecía a sus clientes la posibilidad de pasar en ella sus últimos años por un módico precio, pero en 2010 se detectaron problemas técnicos en el edificio y la entidad decidió cerrarla antes de enfrentarse a una inversión que oscilaba entre 6 y 7 millones de euros. Los residentes fueron reubicados en otros lugares. Pese a contar con servicio de seguridad, según indicaron desde la entidad, la crisis económica que ha dejado en la calle a miles de personas condujo a que algunas de ellas se cobijaran en el edificio. La convivencia era pacífica hasta que el pasado verano, se sumaron otros ocupantes: lumpen, entre ellos menores que consumían drogas y alcohol. Los vecinos lo denunciaron. Una menor intentó suicidarse unas semanas atrás. La propiedad de BMN es gestionada por Sar.