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Palma a Palma

El ascensor de los mundos

La música es el vehículo de los recuerdos. Pero hasta extremos que solo con el paso de los años acabas por comprobar. Recuerdo la profunda impresión que me causó uno de esos salones de las residencias de la tercera edad. Lleno de ruido, con las luces macilentas. Se respiraba una atmósfera de inquietud y desasosiego, palpable por los pequeños ruidos. Los movimientos. Las conversaciones en voz alta.

De repente, comenzó a sonar una música. Eran canciones de los años 40 y 50, que supongo correspondían a la juventud de la mayoría de los residentes. En ese momento, se produjo un hondo silencio. Cesaron los movimientos y los cuchicheos. Las luces dejaron de ser tristonas, los muebles incómodos.

Podías ver en la mirada todas y cada una de aquellas personas un auténtico viaje. Los ojos mirando hacia su interior. Por unos minutos, se desplazaron lejos en el tiempo. Entraron en una especie de ascensor de los mundos, que les conducía a otras estancias de su vida. Con recuerdos, voces, sensaciones, colores. Todo gracias a la música.

Eso me hizo pensar en la falacia de eso que llamamos presente. En realidad, como dijo Heráclito el Oscuro: "Todo pasa, nada permanece. Lo único que permanece es el cambio". Nuestro mundo de ahora, que nos parece tan sólido y estable, tiene los días contados. Llegará un día en que algunos de los cafés o bares más estimados por ti cerrarán o cambiarán. Las calles se llenarán de gente extraña. Las costumbres serán diferentes. La música será otra. Pero tú tendrás la sensación de que eres el mismo. De que nada ha cambiado, mientras el mundo va trasmutándose. Y se lleva muchas de las cosas que amabas para no devolverlas jamás.

Entonces, cuanto más tiempo hayas vivido, más profundo será tu viaje en el ascensor de los mundos. A través de la música, volverán a la vida lugares, personas, paisajes, episodios que solo habitan en el recuerdo. Pero la música, por unos segundos, los convertirá en reales otra vez.

Por eso en aquella residencia todos cerraban los ojos con una expresión indefinible. Regresaban por un instante a los mundos perdidos.

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