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Palma a Palma

Pitos de lavadora

Pitos de lavadora

Los electrodomésticos se van apoderando poco a poco de nuestra vida cotidiana. Hoy en día no sabemos sumar sin una calculadora. Lavar ropa sin una lavadora. Secar sin secadora. Lavar los platos sin un lavavajillas. Cambiar de canal sin un mando a distancia? Y tantos y tantos ejemplos que sería aburrido enumerar.

Crecidos en su emergente papel, los electrodomésticos se permiten cada vez más libertades. De mismo modo que los coches modernos toman sus decisiones por ti. Encienden las luces, activan el limpiaparabrisas, apagan el motor?

Una de las novedades más irritantes consiste en los avisos de lavadora. Son unos pitidos especiales que suenan cuando el programa ha terminado su función. A veces son discretos y se conforman con un pip-pip-pip. Mientras que, en ocasiones, interpretan auténticas melodías polifónicas que resuenan por toda la galería.

A la cantidad de ruidos domésticos a la que estamos acostumbrados, hemos tenido que sumar esta nueva aportación. Hay horas en que la coladuría parece un ensayo de la Orquesta Sinfónica, solo que a base de pitos de lavadoras. Las unas se suman a las otras, como si los dueños se hubiesen puesto de acuerdo para terminar sus centrifugados a la vez.

Estas alarmas son constantes e impacientes. Parecen estar diciendo: "Venga, venga, que he acabado". Y cuando se trata de tu aparato, te urgen a salir al patio y tender de una vez por todas la ropa. Lo malo es cuando se trata de la lavadora de otro. Que en aquel momento no responde a tanta urgencia. Y la máquina sigue repitiendo una y otra vez su señal como si estuviese enfadada.

¿Es realmente necesario apurar tanto el límite de la comodidad? ¿Existe alguna necesidad de saber al instante cuando acaba la lavadora? ¿Es admisible que tengas que enterarte de cuando finalizan sus programas todas las lavadoras de tu bloque?

A veces, la presunta comodidad acaba por convertirse en una esclavitud.

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