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Sonia Vivar

"Mis compañeros no aceptaban a una mujer en la unidad de motos y que además fuera lesbiana"

"Siempre había risitas en mi presencia y comentarios sexuales para que yo me enterara"

Sonia Vivar lleva once años vistiendo el uniforme de la Policía Local de Palma. Es lesbiana y aunque nunca ha aireado su condición sexual, tampoco lo ha escondido. "No me iba a inventar un marido". Pero por su condición sexual en la Policía Local ha sufrido muchos problemas. Durante los dos años que estuvo en la Unidad Motorizada, formada únicamente por hombres, varios de sus compañeros le estuvieron saboteando y dedicándole comentarios homófoboscomentarioshomófobos , con el único propósito de que buscara otro destino. Al final lo lograron. Decidió abandonar la unidad, pero pagó una factura muy cara. Estuvo un año de baja por depresión. Ahora ha decidido denunciar a los compañeros que la estuvieron acosando. Su declaración se une a la investigación contra los agentes que, presuntamente, se han dedicado a perseguir gays y lesbianas.

La mujer entró en la Policía en al año 2005. Primero fue interina, pero desde hace un año y medio ya tiene plaza fija. "No me atreví antes a denunciar la situación de acoso que sufrí porque sé que si lo hubiera hecho ahora no estaría en la Policía. Me habrían expulsado, porque los policías que realizan estas actuaciones homófobas son veteranos y tienen mucha influencia en el cuartel".

En el año 2007 pidió una plaza en la Unidad de Motos de la Policía Local. Era la primera mujer que entraba en este grupo, que hasta entonces solo estaba formada por hombres. Para lograr entrar en la unidad tuvo que superar unas pruebas, "mucho más duras que mis compañeros". Nunca fue bien recibida. "No les gustaba que en la unidad hubiera una mujer y mucho menos que fuera lesbiana". Desde el principio sus compañeros le hicieron el vacío, pero eso no fue lo mas grave. "Siempre había risitas en mi presencia y comentarios sexuales para que yo me enterara". No eran todos los policías los que le dedicaban estos comentarios, solo dos de ellos (que están identificados), pero el resto de policías "no hacían nada y les reían las bromas. Parecía que les tenían miedo y no se atrevían a enfrentarse a ellos", asegura Sonia.

Para dejarle claro que no querían que una mujer lesbiana pudiera formar parte de la Unidad Motorizada ningún compañero se sentaba nunca con ella en una mesa. "A las comidas de grupo nunca me invitaban. Querían que me fuera a otro sitio". Apenas le hablaban y si lo hacían, siempre a su espalda. "Solo se dirigían a mí para interesarse por mi condición sexual. Me preguntaban si ya había salido del armario. Siempre hacían comentarios despectivos hacia los gays y lesbianas".

Pero Sonia no solo sufrió comentarios homófobos, sino también continuos actos de sabotaje. "Me solían vaciar la rueda de mi moto y un día me encontré el vehículo repleto de huevos rotos. Uno de mis compañeros (al que ha denunciado) pasó por mi lado y me preguntó si me había gustado la tortilla".

El acoso laboral fue tan intenso que buscó ayuda en el jefe de la unidad. Pero no solo no lo encontró, sino todo lo contrario. El inspector (uno de los imputados en la trama corrupta) le advirtió que "fuera con mucho cuidado con lo que iba a denunciar y me dijo que si no quería seguir en la unidad, que hiciera una carta y dijera que no estaba capacitada para llevar una moto".

La mujer denuncia la actuación profesional de estos policías motorizados. "Suelen conducir a mucha velocidad, sin motivo que lo justifique, poniendo en peligro la seguridad del tráfico. Cuando conduces una moto de la Policía tienes que ser muy prudente y muchos de ellos no lo son".

Como muchos compañeros, Sonia se siente escandalizada y avergonzada por las actuaciones corruptas de muchos policías y agradece que todas estas prácticas se vayan descubierto. "¿Qué hacen los policías locales frecuentando los prostíbulos? ¿Cómo una mujer que está siendo obligada a ejercer la prostitución va a denunciar su situación si los clientes son policías?", se pregunta.

Aunque prefiere no contar detalles, Sonia afirma que uno de los motivos por los que sus compañeros varones no la querían en la unidad era por los sitios que frecuentaban. "Donde ellos iban no podía ir una mujer y por eso no me querían con ellos".

Sonia no esconde su condición sexual y asegura que en la Policía Local de Palma hay otros gays y lesbianas, y que también sufren constantes humillaciones. "Hace unos días a un policía sus compañeros empezaron a insultarle a gritos llamándole maricón de mierda en la misma puerta de San Fernando y nadie hizo nada para defenderle".

Aunque puede que esta denuncia le pueda suponer que en un futuro tenga problemas con algunos compañeros, a Sonia no le importa. Ha tardado mucho tiempo en decidirse a denunciar actuaciones homófobas cometidas por funcionarios y ahora está muy satisfecha por la decisión que tomó. Ya ha prestado declaración ante la fiscalía y la Policía Nacional y ha contado todos los detalles del calvario que sufrió en la unidad motorizada.

Afirma que la "Policía Local de Palma no ha evolucionado desde hace muchos años y después ocurren cosas como las que se están persiguiendo. No hay ninguna policía en todo el mundo donde más de 30 agentes hayan entrado en la cárcel. Eso solo ha ocurrido en Palma", asegura. "En vez de dar la culpa al fiscal y al juez, se la debemos dar a los compañeros que se han dedicado a cometer estos delitos vestidos de uniforme".

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