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Palma a Palma

"¿Tú estudias o alquilas?"

"¿Tú estudias o alquilas?"

Hace unos años no eras nadie si no tenías una hipoteca. En las conversaciones de café, los amigos comparaban sus respectivos Euribors. Hablaban de cuotas y amortizaciones como quien conversa sobre sus mascotas domésticas. La hipoteca era una especie de certificado de existencia. Todos soñaban con comprar pisos, inmuebles. Comprar, vender, revender... Incluso los bancos te llamaban a casa para ofrecerte créditos e hipotecas.

Llegó la crisis y todo aquel movimiento inmobiliario se paralizó. Ahora, desde hace unos pocos años, lo que toca es alquilar. "¿Y tú, no alquilas?", te dicen a la menor conversación. El mal llamado alquiler vacacional se está convirtiendo en la principal actividad económica de mucha gente, que en cuanto llega la temporada emigran con su familia y sus cosas a casa de algún familiar. Para dejar su casa a los turistas. Sea alquilándola directamente por internet, sea delegando la gestión a agencias muy especializadas.

Del "¿estudias o trabajas?" hemos pasado al "¿estudias o alquilas?". Un recurso intermitente para paliar los agujeros de la crisis, pero que curiosamente genera también una especie de orgullo moral. La gente ahora habla de las bondades de sus agencias de alquiler y de unos beneficios que parecen salidos de la nada. Fáciles y sustanciosos. Parecen muy orgullosos de desalojar sus domicilios y dar cabida a todo tipo de turistas.

El alquiler vacacional, como quien no quiere la cosa, está despoblando el centro. Al tiempo que eleva considerablemente el estándar del alquiler medio. Cada vez más pensado para esos "centenares de nórdicos" que según la publicidad hacen cola para venir a Palma, desaloja a los vecinos de siempre. Es una auténtica revolución. Un caballo de Troya económico que transforma lo que toca. Socialmente, está mal visto no alquilar. La gente te mira con extrañeza. Como si fueses un 'antisistema' o no te enteraras de la película. No eres nadie si no alquilas.

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