Los testigos de piedra facilitan información sobre las distintas eras geológicas de la Tierra. El palacio de la Almudaina es el elemento milenario que documenta las diversas civilizaciones que han pasado por la isla.
Creo haber leído en algún sitio que en sus niveles más profundos se han encontrado restos talayóticos. En cualquier caso, las excavaciones arqueológicas y diversos estudios evidencian la presencia de los romanos, el paso breve de los vándalos en el siglo V, el débil poder del imperio bizantino sobre la ciudad, la llegada de los musulmanes, el expolio de la cruzada pisano-catalana de 1115, la conversión en castillo real después de la conquista de 1229 y de la institución del Regne de Mallorques y el declive causado por la centralización del país. Aunque, como decía el militar e historiador Francisco Estabén, nunca ha dejado de estar al servicio del Estado.
Sobre la Almudaina cayeron los siglos oscuros que ocultaron detrás de tabiques o revocos sus elementos genuinos. No fue hasta los años 60 del siglo pasado cuando comenzó, con Conrado de Villalonga al frente de Patrimonio en Balears y bajo la dirección del arquitecto Ramón Andrada, la restauración y reconversión en museo y residencia real. Se redescubrieron las torres, se eliminaron parcialmente las galerías renacentistas que ocultaban el pasado árabe, se reconstruyó la torre de l'Àngel, se reabrió el arco del Espalmador -el que hoy está sobre el lago de s'Hort del Rei-, se recuperó el esplendor del saló del Tinell, se reencontró el portal mayor, se adecentó el patio de armas...
Una ingente obra. En el verano de 1966 ya se intuía que el edificio oculto por su propia evolución y por las construcciones levantadas en la calle Marina, en lo que hoy es s'Hort del Rei, recobraba su valor. Las autoridades anunciaban la apertura para abril de 1967. Sin embargo, la inauguración se demoró. Cincuenta años después, la restauración de la Almudaina sigue inconclusa y activa. Transcurrido medio siglo de la recuperación de sus valores originales, continúa siendo una gran desconocida para los mallorquines.
