¿Cómo era la Mallorca antes del boom turístico? ¿Cómo vestían los habitantes de la isla hace tres siglos? ¿Cómo eran sus casas? Esas preguntas son las que podría responder un museo de las artes decorativas y tradicionales, si lo hubiera. Un coleccionista privado con miles de piezas antiguas de Mallorca está buscando un espacio en la capital para mostrar su fondo y crear una exposición permanente sobre la Mallorca preturística.

Ropas antiguas, joyas, cuadros, juguetes, muebles o cerámica son algunos de los elementos que componen el fondo de la Fundación Tocino Pons, promotora del museo. Las tres principales instituciones de la isla -el Govern balear, el Consell de Mallorca y el Ayuntamiento de Palma- han rechazado el proyecto tras varias reuniones celebradas durante el último año.

El presidente de la entidad es Diego Tocino Ignacio. Asegura que está dispuesto a asumir todos los gastos de conservación, vigilancia y gestión del museo. Lo único que pide la Fundación Tocino Pons es un espacio para exponer las piezas que la familia ha ido acumulando a lo largo de los años.

A falta de un espacio ad hoc para la muestra, los responsables de la fundación están sondeando a las empresas que se han presentado para gestionar el Palacio de Congresos. Su idea es que, si no hay un lugar mejor, una pequeña parte del recinto congresual se pueda dedicar a enseñar cómo era la vida cotidiana de la población de Mallorca en los últimos tres siglos. "Presentamos el proyecto a las tres empresas que participaron en el concurso. Barceló es la que ha mostrado más interés, pero en cualquier caso hay que esperar a que se resuelva el concurso", explica Diego Tocino.

Mientras tanto, la doctora en Historia del Arte y exdirectora del Museu de Lluc, Elvira González, se ha encargado de redactar un plan museológico en que aborda cómo se debería ordenar la colección. González también está realizando la catalogación y documentación de todas las piezas que posee la familia Tocino Pons y que actualmente están guardadas en un almacén.

A través de la ropa, las joyas o los muebles que han recopilado se puede realizar un viaje entre los diferentes estamentos sociales que había en la Mallorca preturística entre los siglos XVIII hasta principios del XX.

Turismo cultural

El plan establece que el museo necesitaría de unos 2.000 metros cuadrados para realizar la exposición. Sin embargo, las instituciones de la isla les han respondido o bien que no les interesa el proyecto o bien que no tienen ningún sitio para ellos de esas características.

Diego Tocino opina que el museo sería una buena propuesta para desestacionalizar el turismo y mejorar la oferta cultural, de forma que pueda atraer visitantes de calidad. "Un buen museo puede arrastrar a Mallorca a mucha gente de un alto poder adquisitivo", arguye.