Que la vía de cintura no sea una barrera en la ciudad. Ese es uno de los objetivos que planteará la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que prepara el Ayuntamiento de Palma. Para conseguirlo, el área de Urbanismo de Cort ha proyectado diez ejes cívicos (cinco nuevos y otros cinco que se alargarán). Los ha rebautizado como "ejes cívicos territoriales" con la idea de unir las avenidas de Palma con los barrios del extrarradio e incluso los municipios vecinos.

"La gran mayoría de la población vive dentro de la vía de cintura, mientras que los servicios y los centros de trabajo están fuera. Esa dispersión en las funciones básicas del ciudadano provoca un uso elevado del coche privado para los desplazamientos", razonó el concejal de Urbanismo, Antoni Noguera (Més).

Los nuevos ejes cívicos territoriales se caracterizarán por dar más espacio a los peatones y los ciclistas; "calles amables", en palabras del regidor. Permitirán llegar con facilidad a zonas como Can Valero, Son Castelló o el Parc Bit donde acuden cada día cientos de trabajadores en coche. Además, también pretender integrar mejor los barrios del extrarradio, como Son Sardina, sa Indioteria, Son Ferriol o la Vileta.

Los caminos se prolongarán hasta unir cinco de los municipios limítrofes con Palma: el paseo litoral de Calvià, la carretera de Puigpunyent, Esporles, el Pont d'Inca y el Pla de na Tesa en Marratxí, y s'Arenal de Llucmajor.

A todos estos rincones se podrá llegar caminando o en bicicleta. El director general de Urbanismo de Cort, Gabriel Horrach, explicó que quieren introducir un nuevo concepto en el planeamiento de Ciutat: el urbanismo saludable.

"En 2010 la Organización Mundial de la Salud pidió incorporar el concepto de urbanismo saludable. Los médicos dicen que la calidad de vida del lugar de residencia puede ser más importante que el propio código genérico. Crear zonas para caminar o ir en bici puede impedir enfermedades cardiovasculares", afirmó Horrach.

El número tres del área de Urbanismo agregó que el estrés de la sociedad podría estar vinculado a la alta densidad de la población y a la ausencia de espacios públicos libres para relajarse, lo que podría fomentar las enfermedades mentales.

La construcción de más aparcamientos disuasorios, la recuperación de los torrentes como zonas para los peatones o la integración de paisajes naturales como el Pla de Sant Jordi o Serra de Tramuntana serán otras de las líneas maestras. "De esa forma nos convertiremos en una ciudad verdaderamente europea y que da alternativas a no coger el coche", declaró Horrach.

Entre los nuevos ejes territoriales propuestos está la ampliación del paseo marítimo para poder llegar a pie hasta la frontera con Calvià (ahora el paseo ancho termina frente al Club de Mar). Son Ferriol es otra de las barriadas que mejoraría notablemente sus conexiones. Por la parte sur (la carretera vieja de Manacor) permitiría llegar hasta Son Malferit y Nou Llevant, mientras que por el norte (camino viejo de Sineu) conectaría con el Rafal y Son Gotleu.

El nuevo PGOU, para 2018

La revisión del PGOU sigue en elaboración. A partir de otoño el área de Urbanismo prevé abrir un proceso de participación para que la ciudadanía envíe sus aportaciones al anteproyecto del plan urbanístico.

Tras incorporar las sugerencias de los particulares, se redactará el documento final del PGOU. La Comissió Balear de Medi Ambient del Govern deberá emitir un informe y, si es favorable, el pleno de Cort podrá decidir su aprobación inicial.

El concejal Noguera espera que a principios de 2018 tenga lugar la primera votación sobre el futuro planeamiento urbanístico de la ciudad.