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Trama corrupta

Acusan a un jefe de la Policía Local de exigir sexo en otro clubes

El exresponsable de la Patrulla Verde declaró ayer de nuevo ante el juez a petición propia - Se le acusa de avisar de las inspecciones y, a cambio, recibir invitaciones en prostíbulos

El subinspector pidió declarar de nuevo ante el juez Penalva. j.f.m.

Bartolomé C., el subinspector de la Policía Local de Palma, que fue nombrado jefe de la Patrulla Verde, no solo mantenía relaciones sexuales gratuitas con prostitutas en un club de alterne del Arenal, sino también en otros locales de la ciudad. En concreto, según se apunta en la declaración judicial que han realizado tres testigos, el mando policial acudía con frecuencia a un conocido club de alterne de la calle Joan Alcover de Palma, en el que se prostituyen tanto mujeres como transexuales. El dueño no solo invitaba, supuestamente, al jefe de la Patrulla Verde, sino a otros policías locales de Palma e, incluso, a funcionarios de Cort relacionados con las licencias de actividades que se aprueban a los locales de ocio.

El subinspector de la Policía, una persona muy próxima al Partido Popular (reconoció que era militante y se le considera hombre próximo a Rodríguez) acudió ayer a declarar ante el juez Penalva y el fiscal Subirán. No se le había citado, sino que el imputado había solicitado una declaración voluntaria, sobre todo, para conocer cuáles eran los hechos concretos de los que se le acusan.

En la causa de la trama policial aparecen numerosas declaraciones de agentes de la Patrulla Verde que aseguran que, pese a que Bartolomé C. era el jefe de la unidad, en realidad nunca hacía nada. El grupo lo dirigían los oficiales, que eran los que daban las órdenes sobre los locales que había que inspeccionar. Los testigos aseguraron que su jefe se pasaba la mayor parte de la jornada laboral en un conocido prostíbulo de la Playa de Palma, propiedad de un empresario con varios negocios de ocio en esa zona. Allí era invitado a tener relaciones sexuales con mujeres, supuestamente a cambio de un trato de favor y de una protección de estos negocios, según sostiene el juez Penalva.

Aunque no llevaba al día la unidad, ni se preocupaba por conocer las actuaciones que se estaban realizando, el mando policial dio la orden a sus subordinados de que no realizaran ninguna actuación en la Playa de Palma sin darle cuenta. Esta orden se limitaba únicamente en actuaciones en el Arenal, no así en otras barriadas de la ciudad donde se concentran los locales nocturnos. Bartolomé C., supuestamente, era quien avisaba previamente a estos locales cuando se tenía que realizar una inspección. Uno de los policías explicó que solo pudo avisar a su jefe un cuarto de hora antes de que se realizara una inspección de trabajo en un local del Arenal. Cuando llegaron al lugar vieron a los empleados que salían corriendo, al tiempo que se quitaban cualquier elemento que pudiera relacionarles con el local en el que estaban a punto de entrar. El propio policía que actuó estaba seguro que fue el jefe de la Patrulla Verde el que avisó de la inspección.

Además de avisos, el subinspector, según sostienen los investigadores, proporcionaba una protección policial a una serie de locales para que se ahorraran el dinero para contratar seguridad privada. Hay algunos policías que han asegurado también que el subinspector les obligaba a abandonar determinados servicios.

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