La singular Can Baró, que la asociación proteccionista ARCA atribuye al arquitecto Gaspar Bennazar, ya es historia. Tras la demolición que se está llevando a cabo estos días, comenzará a levantarse un edificio de alto standing de 43 viviendas, como anuncia la empresa promotora en su página web. La entidad que trata de velar por la preservación del patrimonio intentó en vano que Cort y el Consell protegiesen esta casa situada entre las calles Andrea Doria y Tomàs Vila, pero fue demasiado tarde y ahora el antiguo inmueble de la familia del ingeniero Gabriel Roca será un bloque de pisos.

El edificio plurifamiliar prevé "amplias residencias de estética loft" con una, dos, tres y cuatro habitaciones, así como áticos y tres locales comerciales, señala la promotora Mar Capital, quien también está construyendo otro inmueble de lujo en un solar de la calle Aragó que albergó un edificio de Bennazar, el conocido como Can Bibiloni. ARCA luchó por su preservación durante la pasada legislatura, pero su final fue el mismo que el de Can Baró.

Indemnización

En el primer caso, el anterior equipo de gobierno argumentó que el citado edificio no reunía los valores suficientes para su protección. En cuando a la casa de Andrea Doria, la gerencia de Urbanismo del 28 de junio dio el visto bueno a su demolición por no estar protegida y debido a la edificabilidad del citado solar, que si se hubiera frustrado, el Ayuntamiento hubiese tenido que indemnizar a la empresa con varios millones de euros, tal como argumentaron.

Can Baró, que da nombre a esta zona de Son Armadans, fue construida aproximadamente en 1923 por encargo de Antonio Roca, primo del ingeniero Gabriel Roca, el autor del paseo Marítimo, cuya hermana se casó con su primo y habitó la casa.

La entidad proteccionista cree que el arquitecto Bennazar, hijo ilustre de la ciudad, es quien proyectó la vivienda unifamiliar convertida ahora en escombros para construir allí 43 pisos de alto standing.