Una visita vespertina a Bellver, cuando el calor deja de apretar, permite observar a paseantes -con y sin perros- y corredores por el camino perimetral, pero también muchos por senderos interiores del bosque. Las áreas de vegetación son frecuentadas además por ciclistas aficionados al trial, practicantes de nordic walking e incluso grupos que buscan un lugar apartado para hacer un picnic o descansar al fresco. Cerca de la zona de juegos infantiles es habitual ver fiestas de cumpleaños y el jueves había restos de una celebración y un globo de helio enganchado a un árbol. Todas estas actividades fuera de los caminos y espacios habilitados para realizarlas se multiplican los fines de semana y están provocando la paulatina desaparición del bosque, como advierte el Ayuntamiento, que acaba de presentar el nuevo plan de uso y gestión del gran pulmón verde de Bellver.

El diagnóstico alerta de que casi la mitad del bosque estará degradada en 30 años si no se adoptan medidas. Los usuarios "ejercen una gran presión sobre los caminos naturales y las áreas de estancia, deteriorando con el pisoteo las zonas vegetadas adyacentes a estos, ensanchando los senderos y disminuyendo su cobertura vegetal, acentuando la erosión y la degradación del suelo", según indica el plan en el apartado de uso recreativo.

La estructura ideal del bosque "empieza a conformarse con un tramo de matorrales hasta llegar a un sistema arbustivo y luego la zona arbórea, pero existen zonas donde ya no hay vegetación", tal como destaca el concejal del área de Parques y Jardines, Rodrigo Andrés Romero. El motivo es que muchos paseantes "tienden a buscar caminos más cómodos o alternativos, por lo que empiezan a comerse el bosque". Considera que "la situación todavía no es preocupante, porque estamos a tiempo de revertirla. Lo será si continuamos así, aunque ahora tenemos un diagnóstico que nos hace tomar conciencia de lo que sucede". Y lo que ocurre es que Bellver "está en pausa, no crece la vegetación, por lo que hay que adoptar medidas en las zonas más degradadas".

Las medidas

Las actuaciones deben ser tanto preventivas como correctivas. El plan de uso y gestión establece casi una veintena de proyectos, divididos en cuatro estrategias: ordenar los usos, recuperar las zonas degradadas, realizar un correcto mantenimiento y hacer una labor informativa, educativa y de concienciación para evitar que los usuarios incumplan las normas y para lograr que haya un mayor respeto al entorno.

Prohibiciones como pasear a los perros sueltos, buscar setas o espárragos y montar en bici por el interior de la zona boscosa "no son conocidas y no están suficientemente controladas", en palabras de Romero. Por ello, una de las primeras medidas que ejecutará Cort será mejorar la señalización. También prevén delimitar los caminos, prohibir temporalmente los accesos a las zonas más degradadas para que se vayan regenerando y repoblar especies desaparecidas, entre otras muchas actuaciones.

El plan de uso y gestión de Bellver, que será aprobado en el pleno de septiembre, cuantifica en 12 millones de euros durante diez años el presupuesto que se requiere para mejorar el bosque. "Invertiremos gradualmente año tras año y habrá un nuevo pliego de condiciones para reforzar el mantenimiento. El objetivo es aplicar el plan a rajatabla con el fin de recuperar el 20% que está degradado actualmente".