No han pasado ni uno, ni dos, ni tres meses. Han sido trece meses, más de un año, con las mismas pintadas en el Baluard del Príncep hasta que el Ayuntamiento de Palma ha pedido los permisos para limpiar la muralla musulmana de la ciudad. La presidenta de Emaya y portavoz del equipo de gobierno de Cort, Neus Truyol (Més) reconoció ayer que ese retraso supone un "agravio al patrimonio".

Las tareas de limpieza de la parte reformada de la muralla comenzaron ayer. Se trata del tramo que da al levante de la ciudad, con vistas a Gesa y a Can Pere Antoni, y que se estrenó a finales de 2013. La brigada antigrafitis de Emaya calculan que tendrán veinte días de trabajo para limpiar el marés de la muralla. Esos operarios explican que ese tipo de piedra, al ser porosa, absorbe con rapidez la pintura, por lo que se limpia con más facilidad cuando la pintada está recién hecha.

"Somos conscientes de que el retraso es un agravio al patrimonio, pero existe mucha normativa para protegerlo", explicó la concejala Truyol. Para justificar la tardanza, la edil econacionalista se excusó en que había varias investigaciones policiales en marcha para averiguar quiénes eran los autores de los grafitis. "Se decidió no borrar las pintadas que pudieran suponer un delito contra el patrimonio hasta que se pudieran revisar y documentar", agregó la presidenta de Emaya.

Antes de limpiar un monumento o un edificio protegidos, a compañía municipal de limpiezas necesita tener la autorización de la comisión de patrimonio del Consell de Mallorca. Para limpiar estas pintadas el Ejecutivo insular ha tardado dos semanas en dar su visto bueno y proponer un método adecuado para limpiar el marés. Emaya está buscando una fórmula más ágil y propone que se cree un protocolo en función del tipo de superficie que se ha ensuciado con el espray.

Decapante y agua a presión

El permiso concedido solo es para limpiar las piedras nuevas de la muralla. Las que se colocaron durante la época musulmana tendrán que esperar un poco más hasta que el Consell autorice la retirada de los grafitis.

De ello se van a encargar dos operarios que trabajarán solo a primera hora de la mañana para evitar el intenso calor que hay estos días en Palma en una zona como la del Baluard del Príncep, que no tiene zonas de sombra. Utilizan mascarillas para protegerse del olor del líquido decapante, que es el tratamiento elegido para dañar lo mínimo posible los bloques de marés.

Tras cada aplicación del decapante, rocían la superficie con agua a presión para que el producto químico no desgaste la pared. Para cada grafiti pueden llegar a tardar unas dos horas si quieren borrar las sombras que quedan en la pared.

El cálculo realizado por Emaya es que el coste de las tareas de limpieza ascenderá a unos 13.000 euros. Sin embargo, la empresa pública no tendrá que realizar un pago adrede, ya que se utilizará el personal y el material que ya tiene la compañía.