Pokémon Go, el videojuego que ha conseguido que millones de personas salgan a jugar a la calle, repitió la hazaña ayer en Palma aunque con cifras más modestas: entre 300 y 500 personas se dieron cita en s'Hort del Rei para cazar pokémons junto a otros jugadores.

Las siete de la tarde era la hora oficial de la cita -que se convocó a través de las redes sociales-, aunque mucho antes ya había fans con la aplicación abierta para atrapar a las criaturas de Nintendo. El punto de encuentro también varió. Inicialmente iba a ser junto a la zona de juegos infantiles del Parc de la Mar. Allí se congregaron unas 50 personas, diez veces menos que en s'Hort del Rei.

Entre los asistentes se vio a una chica vestida de Misty, una de las protagonistas de la serie de animación, o a otra joven con una gorra de Pikachu. Las personas que iban llegando a la quedada no podían ocultar el asombro en sus rostros al ver la cantidad de gente que se juntó para jugar en comunidad. Teresa Sancho fue una de ellas: "Estoy flipando. It's amazing!", explica la jugadora, que ahora ha dejado el bus para ir al trabajo y va a pie para aprovechar el trayecto y cazar pokémons.

Ángeles Garrido se juntó con cinco amigos para ir de caza (un Bulbasaur fue una de sus mejores capturas) y vaticinó que, cuando vuelvan las clases, se disparará el absentismo para ir a atrapar a los monstruos. Ayer no hubo escenas de nervios ni las estampidas como la del Central Park de Nueva York. Fue un encuentro alegre, tranquilo y divertido. Con un punto de tensión cuando un entrenador no sabía a qué pokémon cazar. Porque los había a borbotones.

Y también fue una jornada intergeneracional. Nicolás Albertí, de 10 años, fue con su padre Arnaldo. Allí conocieron a Vicente Martín y Jorge Coll, que les aconsejaban sobre cómo progresar en el juego. Una escena divertida la protagonizó José Cascales, un jubilado de Son Oliva que hacía de cicerone a dos amigos de Murcia, cuando se encontraron a cientos de jóvenes jugando. Y él, ni corto ni perezoso, sacó la aplicación de su móvil y les contó en qué consistía eso de los pokémons. "Mi nieta me lo explicó anoche", confesaba. Su amiga Carmen Pellicer sentenciaba: "Da gusto ver a la juventud disfrutando tan sanamente. ¡Mejor esto que el botellón!".