Diario de Mallorca

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Sa Torreta

Las fiestas de verano palmesanas de 1925

El bello programa de fiestas de 1925. F. Mellado

Palma se ha montado unas Festes d'Estiu de las que nadie se ha enterado. Han agrupado los cuatro actos de siempre y puesto un lazo para que parezcan distintos. Con afán colaborador busco entre viejos papeles un programa de 52 páginas sobre los festejos celebrados en 1925. Hay que conocer el pasado para inspirar el presente.

Las fiestas empezaban a las seis de la mañana con "disparo de morteretes y bombas, salida de gigantes y cabezudos y varias bandas de música". Mucho madrugón para una ciudad que hoy se despereza pasadas las 10. Corrida de toros con el "as de la tauromaquia Marcial Lalanda" -el que según el pasodoble es el más grande por ser de Madrid- y novillada. Jamás. Ellos -y servidor también- deseamos la extinción de esta actividad que ya Quevedo consideraba bárbara.

Sigamos en busca de inspiración. "Inauguración de la exposición de ganado y avicultura". Habrá que descartarlo, si en Campos no hay vacas suficientes para su muestra, en la ciudad no quedan ni gallinas. "Gran retreta organizada por el elemento militar de esta plaza". Aparta de mí estos uniformes, dirá la izquierda. "A las 12 de la mañana. Concurso de pasodobles en la plaza de Cort, organizado por la sociedad La Filarmónica". Si los del PSOE, que son unos españolistas, quieren, allá ellos, pero los demás apostarán por el rap, un DJ y el rock duro. "Fiesta religiosa en la catedral, dedicada a San Pedro Apóstol", "solemnes oficios divinos en la iglesia de San Francisco en honor del gran polígrafo mallorquín Ramon Llull". Vade retro. "Representación de la ópera Aída... con la eminente diva Ofelia Nieto y el notable tenor Enrique Álvarez". Clasista.

El programa se nos cae a cachos. Quedan regatas; desfiles de coches engalanados; conciertos de bandas de música con la Musique des Guides de Bruselas y la Municipal de Barcelona; la cabalgata Coso Blanco (?), con batalla de confeti y serpentinas, partidos de fútbol y hasta tres castillos de fuegos artificiales.

Pues va a ser que no. El plan para aportar brillantes ideas a los concejales se ha ido al garete. La duda es si han cambiado ellos -los concejales- o los ciudadanos para que nada sirva.

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