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Gastronomía

Los 'llonguets' cotizan al alza

Varias panaderías agotaron los bocadillos horas después del estreno de la Ruta del Llonguet

El panecillo más representativo de la ciudad vuelve a la carga para convertirse en un éxito del verano. Y, de momento, va por el buen camino. La demanda de bocadillos con pan de llonguet superó ayer a la oferta en muchas panaderías del centro; algunas incluso los habían agotado a mediodía. Ese fue el balance de la Ruta del Llonguet, que ayer estrenó su segunda edición segunda edicióny en la que este año participarán 50 panaderías y pastelerías (una más se ha sumado a última hora).

El Forn de Santo Cristo de la calle de Sant Miquel fue uno de los que primero se quedaron sin existencias. "Nos hemos quedado cortos", reconocía Daniel Moreno, que ayer vendió más de 50 llonguets frente a los 20 de un día cualquiera. Su plato del día fue el de salmón con crema de queso y eneldo, aunque el que mejor se vendió fue el clásico de jamón serrano y queso mahonés. "No cambia mucho la caja, pero así se fomenta el llonguet para que no se pierda", explicaba el encargado del negocio.

Otro de los objetivos es "atraer gente a los hornos y pastelerías de Palma", según recordaba el gerente de la Associació de Forners i Pastissers de Balears, Pep Magraner. También quieren dar a conocer dónde están las panaderías históricas de la ciudad y que el llonguet sirva como excusa para dar a conocer otros productos. Magraner hizo ayer una ruta por varios hornos en compañía del alcalde de Palma, José Hila, y de la regidora de Comercio, Joana Maria Adrover. "Este año han apostado más por la calidad en los rellenos de los bocadillos, aunque se mantiene el mismo precio", señalaba el gerente.

El Forn de Sant Elies fue uno de los que apostó por los bocatas creativos. El lomo rebozado fue el que mejor funcionó, también el de calamares con alioli o el de caballa con trempó. Vendieron más de un centenar entre las 8 de la mañana y la 1 de la tarde. "Por la tarde aún hay más gente", comentaba la dependienta Nadia Piccone, que incluso recibió pedidos por mensajes de Whatsapp.

Otra de las propuestas más variadas fue la del Forn Fondo, con seis tipos distintos de bocadillo. Allí tuvo mucho éxito el de cebolla caramelizada con jamón serrano y paté de olivas, seguido por el de pollo, queso y tomate. Prepararon unos cien llonguets y su previsión era quedarse sin género por la tarde. "Sobre todo han venido clientes habituales que, en vez de comprar la merienda de cada día, han optado por un llonguet", comentaba el propietario de la pastelería, Pau Llull.

En la tienda Ca na Cati de la plaza de Cort optaron por combinaciones más convencionales. Allí los funcionarios y los trabajadores de la zona arrasaron con los 50 llonguets que prepararon, cuando otros días solo venden uno o dos, según señaló la encargada, Inma Adame.

Sea con un relleno más clásico o con uno más innovador, la Ruta del Llonguet demostró en su segundo año que tiene buena salud. La propuesta regresará cada miércoles hasta finales de octubre por 2,5 euros para promocionar las panaderías de Ciutat.

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