-¿Se ha sorprendido con el contenido del sumario judicial?

-No, iba en la línea de lo que ya habíais publicado. Quizás algún detalle escabroso?, pero la corrupción generada alrededor de locales de ocio y prostitución era un tema conocido. No es la primera vez que se dan este tipo de conductas en un cuerpo policial. Si los sistemas de control interno fallan y hay un desgobierno, se instala la corrupción.

-La investigación judicial señala que durante años muchos policías actuaron de forma arbitraria. ¿Cómo se puede vigilar que hagan bien su trabajo?

-Una parte ya se ha implantado, que es el control de toda la documentación. No es solo que haya habido agentes malos en la Policía de Palma. También afectó la falta de control y la desorganización.

-No son casos aislados. Un 5% de la plantilla estaría implicada en la trama corrupta.

-¿Os atreveríais a decir que entre los periodistas no hay un 5% que haga información teledirigida? En todas las profesiones hay gente que se aparta del código deontológico por intereses personales. No solo ha fallado el control, también las personas y la filosofía de la organización.

-Llama la atención la sensación de impunidad entre los agentes implicados.

-Por lo que decís en la prensa, esto ha ocurrido durante un periodo largo y con connivencia de algún político. Cuando las normas de la organización se rompen, la Policía es el ejército de Pancho Villa. Eso ahora no pasará, os lo garantizo. Mi gran vocación es el servicio público. Si hubiese querido hacer dinero, sería empresario.

-Le pongo un ejemplo: el policía de mi antiguo barrio aparcaba cada tarde el coche patrulla en línea amarilla y se iba a merendar durante una hora. ¿Eso cómo se evita?

-Hay que implantar la cultura de que el policía está al servicio del ciudadano. Ser funcionario no es un chollo para vivir lo mejor posible. Estas conductas, igual que la corrupción, son inaceptables.

-¿Ha notado recelos por ser de fuera del cuerpo palmesano?

-Seguro que existen, pero nadie me los puede manifestar. Pobre de quien me lo diga. En un cuerpo uniformado el que manda es el que lleva el uniforme con más rayas. Eso no quiere decir que no se permita participar a todos.

-¿Por qué deberíamos confiar en que usted es el adecuado para lavar la imagen de la Policía?

-Por lo que puedo ofrecer: trabajo, seriedad, una carrera profesional en la que no tengo ninguna mancha en mi expediente, transparencia y legalidad. ¿Eso será suficiente? No me atrevo a decirlo.

-¿Qué le ha sorprendido del funcionamiento de la Policía de Palma respecto a otros cuerpos en los que ha estado?

-Me llama la atención la excesiva especialización. Algunas cosas no las acabo de entender, seguramente por desconocimiento. Me parece que hay demasiados departamentos. Creo que hay que airearlo un poco todo.

-¿Viene con la fortaleza mental suficiente para implantar los cambios que se le pidan?

-En la escuela de policía había un eslogan que siempre he hecho mío: "La policía es la fuerza tranquila de la inteligencia". Eso es lo que hay que hacer. Una policía más cercana, más de servicio, más preventiva que reactiva.

-Le avala una fama de persona estricta. ¿Comparte esa visión?

-No creo que sea estricto. Soy serio, que es diferente.

-¿Qué responderá cuándo alguien venga a pedir que le anule una multa de tráfico, como hacía el exconcejal de Seguridad?

-No vendrán.

-¿Algún empresario ya ha solicitado una reunión con usted?

-Conmigo no.

-¿Y asociaciones?

-No. Aún no he tenido tiempo ni para presentarme a los regidores, que es de las primeras visitas que debo hacer.

-El nuevo modelo policial potenciará la policía de barrio y la de tráfico. ¿Qué experiencia puede aportar usted al respecto?

-Vengo de una ciudad con un planteamiento similar. Tiene un modelo más de servicio y menos reactivo. Los modelos de policía de proximidad son un invento anglosajón de los años 80 y a España se han trasladado de aquella manera, porque aquí la autoridad es política y no policial. Soy un gran partidario de que la policía dé servicio a la gente y al territorio.

-¿Qué problemas de seguridad ha detectado en Palma?

-Hay que combinar una población estacional con los ciudadanos de Palma. Ya había trabajado en algún municipio turístico de la Costa Brava y también teníamos que conjugar eso.

-Hay tipos de delincuentes que van al calor de la avalancha turística, como carteristas o trileros. ¿Qué se prevé para este año, que tendrá récord de visitantes?

-Lo que se ha hecho es incrementar el servicio turístico. Tenemos 130 agentes de refuerzo este año. Hay que incrementar la coordinación con el Cuerpo Nacional de Policía. Otro gran frente es el top manta.

-¿La venta ambulante o la prostitución deben tener una solución policial?

-No. Podemos reducirlo, controlarlo o desplazarlo, pero la solución nunca es policial. Somos la punta de lanza del sistema, pero el sistema tiene que funcionar. Otro drama, que pasa más desapercibido, es la indigencia: decirle que se vaya a otro sitio no es una solución. Por los datos que tengo de Palma, estas situaciones están bastante controladas.