Entras a Palma desde el aeropuerto y vas en dirección al centro. Hola, Palacio de Congresos. Hola, Gesa. Hola, muralla y Catedral. Pero de repente hay algo diferente. Justo después del túnel para entrar al aparcamiento subterráneo del Parc de la Mar aparece una señal nueva. No gires. Primer aviso. Mucha letra pequeña para leerla toda de golpe. Cien metros después se repite el cartel. Que no gires, por Antoni Maura no gires. Segundo aviso. Y luego llega otra novedad: pilones verdes en el suelo, líneas continuas en el asfalto y la inscripción "Sols bus taxi Acire". Y doble ración de señales de tráfico para recordarte que no gires, que para ir al centro de Palma debes seguir recto y subir por la avenida de Argentina.

Demasiados cambios para quien no estaba al corriente de la reforma circulatoria que se ha implantado en la avenida de Antoni Maura. Desde ayer se prohíbe acceder a los vehículos privados que vengan del paseo marítimo y no sean de residentes en el centro de la ciudad. Y pese a la previsión de un caos en el tráfico, todo fue como la seda. Tranquilidad en las calles, sin incidencias sobre el asfalto.

Sin embargo, hubo muchos despistados que se colaron en Antoni Maura pese a no tener derecho a girar hacia la avenida. Algún conductor hacía el amago de dirigirse a s'Hort del Rei y ponía el intermitente mientras interpretaba las marcas viales sobre el asfalto. Muchos se acababan dando cuando de que no podían girar y respetaban la prohibición.

Pero alguno que otro se hacía el remolón y, al ver que no había policía, acababa entrando al centro. Principalmente coches de alquiler, pero también unos cuantos residentes. Como Antònia Julià, que asegura que no vio las múltiples señales de advertencia y giró, como cada día, para intentar aparcar cerca del trabajo. "¿Cómo que no se puede girar? ¿Desde cuándo lo han cambiado?", replicó sorprendida.

Pese a los desorientados, hubo menos atasco en Antoni Maura, un hecho que celebraron los que más horas se pasan al volante: los repartidores, los transportistas y, sobre todo, los taxistas. "Antes había mucha cola para entrar a Antoni Maura y hoy va todo más fluido", explicó la taxista Margalida Català. Yolanda Peralta, también del mismo gremio, coincidía con su opinión: "Me parece genial. Esto es una maravilla, porque se nota que no hay atasco. Los guiris son los que dan más problemas, porque no se enteran".

Entre los repartidores y transportistas hubo algo más de follón, porque muchos ignoraban que podían acceder a Antoni Maura con la tarjeta municipal de carga y descarga. "Ya sabía que estaría prohibido, así que he venido por la avenida Argentina", explicaba el trabajador Francisco Bennàsar. Al explicarle que sí podía acceder con la furgoneta de trabajo, se alegró: "Ah, ¿puedo entrar? Pensaba que solo los taxis". Lo mismo le pasó a Juan Diego Bueno, un repartidor que asegura que tuvo que dar "un rodeo de tres pares de cojones" antes de poder llegar al paseo del Born para descargar.

La Policía Local estuvo a ciertas horas regulando el acceso, aunque como reconoció el propio regidor de Movilidad, Joan Ferrer (PSOE), el dispositivo policial funcionará "a medio gas". El Ayuntamiento de Palma centrará la campaña informativa en enviar cartas al domicilio de los conductores que infrinjan la prohibición de giro y sean detectados por la cámara de vigilancia. La reforma circulatoria está en fase experimental hasta que en agosto comiencen a imponer sanciones.