Cada día en Palma hay unos 120.000 viajeros que confían en los autobuses públicos. Sin embargo, dos accidentes seguidos ponen en cuestión si el mantenimiento del transporte público de la capital se realiza de manera óptima. Hoy hay 178 autobuses que se encargan del servicio. Hace tres semanas la cifra era de 180 vehículos hasta que dos incendios por motivos mecánicos han dejado inutilizables sendos coches.

El primer incendio tuvo lugar el 13 de junio en ses Illetes (Calvià). El vehículo afectado era un Iveco. Esta marca italiana es una de las dos con las que trabaja la EMT y es la proveedora más reciente. El bus calcinado era uno de los últimos modelos que compró la compañía pública. Data del 2009 y había circulado medio millón de kilómetros (un bus de la EMT realiza, de media, 75.000 kilómetros anuales).

El segundo fuego sucedió el pasado jueves con un Mercedes Benz del año 2006. La mayoría de los buses de Mercedes Benz ya acumulan quince años de servicio por las calles de Ciutat y algunos superan los 1,5 millones de kilómetros. Sin embargo, los mecánicos del taller aseguran que estos buses de fabricación alemana son mucho más fiables que los de la marca italiana.

Del mantenimiento de los vehículos se encargan entre los propios mecánicos de la EMT y los de la empresa Asitsa, una filial de la multinacional Alsa. El personal propio de la compañía palmesana realiza las tareas de chapa y pintura, mientras que Asitsa se ocupa de la parte mecánica, que implica el mantenimiento del día a día. Entre unos y otros, hay cincuenta trabajadores que a diario asumen las tareas de mantenimiento de los 178 buses de la ciudad.

Desde 2008 no se había producido un suceso similar. ¿Por qué se han quemado dos buses en tan poco tiempo? Es una pregunta para la que la empresa pública aún no tiene respuesta.

La EMT ya tenía en marcha una investigación interna para averiguar, si es que los restos calcinados lo permiten, por qué el primer bus ardió en llamas con tal celeridad. Ahora abrirá un segundo procedimiento para el bus calcinado del jueves. Y, además, el presidente de la compañía y concejal de Movilidad de Cort, Joan Ferrer (PSOE), ha anunciado una auditoría externa para comprobar si las tareas de mantenimiento se ejecutan correctamente.

En ambos incendios el fuego comenzó en la parte trasera del bus, que es la que más se calienta. Los pasajeros que se sientan en la última fila lo saben a la perfección, porque allí está el motor y coge temperatura con facilidad. Los mecánicos de la empresa pública aún no han tocado lo que queda de los vehículos a la espera de que los peritos de los seguros los revisen.

El primer vehículo incendiado "era un bus que los conductores se rifaban, porque iba muy fino". "No fue un fallo de mantenimiento", asegura a este diario el jefe técnico de la EMT, Antoni Font. Él se encarga de supervisar todas las operaciones que se realizan en las cocheras que la empresa pública tiene en Son Banya.

Trabajo nocturno

Cuando acaba la jornada, los buses repostan tan pronto como llegan a la cochera. Cada dos días pasan por un túnel de lavado y luego se quedan en una explanada a la espera de que lleguen los mecánicos. Una vez que están aparcados, comienza el ritual nocturno para preparar la jornada siguiente.

Por las noches trabajan 40 de los 50 mecánicos de Asitsa. Se encargan de comprobar cualquier desperfecto que comuniquen los chóferes y hacen una revisión general a todos los buses.

Entre las 5 y las 6 de la madrugada es la hora punta en los talleres, cuando todos los vehículos deben ultimar su puesta a punto diaria antes de comenzar las rutas del día. Los mecánicos se encargan de entregar el bus asignado a cada chófer. La mayoría de líneas comienzan el recorrido entre las 6 y las 7 de la mañana. A esa hora deben estar ya en la primera parada.

A partir del amanecer, cuando los chóferes se han marchado a trabajar, los talleres se centran en las tareas de chapa y pintura y en que los vehículos pasen la ITV. El chequeo les toca cada seis meses y es mucho más estricto que el de los vehículos particulares. Aseguran que la tasa de autobuses que aprueban a la primera la ITV roza el 100%, debido a que en las instalaciones de la EMT tienen los mismos aparatos de revisión que en la inspección oficial y someten a cada coche a una pre-ITV.

Aparte de las comprobaciones diarias, todos los buses se someten a una inspección semanal en la que se controlan los niveles de aceite, líquidos o frenos. Se hace una revisión completa, aunque no exhaustiva.

Las inspecciones más detalladas se realizan cada 28 días e incluyen más de 400 operaciones de mantenimiento, como limpiar todos los restos de aceite en la zona del motor para evitar que prenda por una chispa.

A estos controles periódicos, hay que añadir otras revisiones en función de los kilómetros del autobús que varían cada 30.000, cada 60.000 y cada 120.000 kilómetros.

Y luego se realizan campañas especiales de vigilancia. Por ejemplo, cuando detectan que muchos autobuses tienen luces fundidas en sus paneles luminosos, los comprueban todos para sustituir las bombillas led defectuosas. En verano realizan una campaña para revisar los aires acondicionados, mientras que en invierno intensifican la vigilancia en los sistemas de calefacción y los limpiaparabrisas.

Otra de las tareas que les ocupa tiempo en el turno de mañana es reparar los golpes en caso de accidente de tráfico. Igual que en los buses quemados, deben esperar varios días hasta que los peritos realizan una evaluación para las aseguradoras, lo que puede inutilizar un vehículo durante una o dos semanas. Los faros y los retrovisores son los elementos que más sustituyen, ya sea por siniestros con otros automóviles como por choques contra árboles, farolas u otros elementos del mobiliario urbano.

Según el concejal Ferrer, Palma está por debajo de la media de buses incendiados entre las compañías de transporte público de España. "En Madrid y Barcelona los buses se cambian a los quince años. En Palma ya nos estamos pasando un poco", apunta el gerente de la EMT, Mateu Marcús. La empresa municipal está buscando financiación para comprar nuevos buses. En el mejor de los casos, los nuevos vehículos comenzarían a circular hacia mayo del año que viene. El objetivo es renovar algo más de la mitad de la flota de la EMT (unos 100 autobuses de los 178 que hay) entre 2017 y 2019.