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Palma a la vista

Otro disparo a la arquitectura

La biblioteca del Casal de barrio Joan Alcover, edificio de Sé Duch y Xisco Pizà. L.D.

La mejor arquitectura contemporánea de Palma vuelve a estar de luto. Xisco Pizà ya no volvió a votar porque el pasado 26 de mayo murió. Aún estamos resignándonos a la ausencia de otra persona significativa para la ciudad, Federico Climent, y ahora este otro disparo de una tristeza muy honda, la de uno de los grandes arquitectos de Mallorca.

Xisco Pizà no verá con vida como él hubiera deseado la magnífica reforma del Casal Balaguer, nominada a los prestigiosos premios Mies Van der Rohe, y llevada a cabo con la arquitecta Sé Duch con quien Pizà compartía despacho desde hacía años, y el equipo de colegas catalanes Ricardo Flores y Eva Prats. Sí le dio tiempo, ya enfermo, de acompañar en la visita a la comitiva oficial, cuando se presentaron las obras ya concluidas. No importó el cáncer, Xisco siempre fue una persona amable, educado, atento, no empalagoso, poco dado a la expresividad oral porque donde él se expresaba con verdad fue en sus obras.

Heredero y discípulo de una arquitectura veraz, sin artificios, un día, tras enseñarme los primeros momentos de la reforma del Balaguer, hizo hincapié de un edificio, el del Casal de barrio Joan Alcover, que efectivamente se pasaba de largo por él siendo un ejercicio de arquitectura muy brillante, valiente.

Se le recuerda por la reforma de la plaza de Cort, entre muchas otras obras, y siendo destacables todas ellas, prefiero quedarme en un edificio que devuelve sentido a la arquitectura, el de ser una disciplina cuya misión es propiciar vida y hacerlo de la mejor manera posible: con oficio. Ahora entiendo porqué él me lo señaló, sin altivez ni presunción -Xisco Pizà fue un profesional al margen de los arquitectos estrella-; porque lo que importa en la vida es avanzar en lo social, en la cultura.

En la calle de Joan Alcover, una amplia arteria que se pasea poco porque los coches se han adueñado de ella, hay una perla: su casal. Es un edificio orgánico, con un techo doblado sobre sí mismo, y siendo atrevido, no es estridente. Todo está ajustado a su función pero hecho con una voluntad estética que pocas veces se ve en obras 'pequeñas'.

Un casal de barrio es como su nombre indica la casa de todos, donde los vecinos se encuentran, dialogan, discuten, donde pueden cultivar el cuerpo -hay gimnasio y pista de baloncesto y deportiva-, y la mente -la biblioteca, donde leer, estudiar, conocer, pensar, reflexionar, o simplemente soñar es posible porque quienes la concibieron, Sé y Xisco, pusieron un plus a su oficio: "vida".

Un día después de la muerte de Xisco Pizà nadie en la biblioteca del blanco casal de barrio piensa en que quien diseñó esas líneas, los ángulos, las ventanas, los tragaluces, los techos, ya no podrá volver a dar a Palma otra joya. Gracias Xisco. Descansa en paz.

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