El Ayuntamiento de Palma quiere dar un mensaje claro tanto a los turistas que escogen la Platja de Palma para sus vacaciones como a los mercados emisores: no se va a tolerar el turismo de borrachera.

La anterior afirmación, que ha sido repetida en varias ocasiones por el alcalde, José Hila, quien ha pedido la colaboración y la implicación activa de los comerciantes y de los hoteleros de la zona, ya tiene su reflejo práctico en el número de sanciones impuestas contra la práctica del botellón.

En tan solo seis días, la Policía Local ha impuesto 163 multas a otras tantas personas por beber alcohol en grupo ya sea en la primera línea de la Platja de Palma o sobre la superficie arenosa. Las sanciones suman un total de 244.000 euros, puesto que el importe de cada una de las multas oscila entre los 1.500 y 3.000 euros, dada la declaración de la zona como de especial intervención.

Según destacó el alcalde, José Hila, en el mismo período del año pasado se impusieron un total de 18 sanciones contra la práctica del botellón, hecho que demuestra que se están "redoblando" esfuerzos para conseguir erradicar el turismo de borrachera en la zona turística. Lo anterior también demuestra, a juicio del alcalde, que la derogación de la ordenanza cívica no ha supuesto que los agentes no dispongan de las herramientas necesarias para la lucha contra las concentraciones etílicas, puesto que inmediatamente entró en vigor la anterior ordenanza contra el botellón.

Pero los policías locales desplegados en la Platja de Palma no se ocupan solo del botellón, sino que actúan haciendo cumplir las ordenanzas municipales. De esta forma, en las tres semanas que ha estado en vigor el refuerzo estival, se han realizado 463 actuaciones contra la venta ambulante. En la Platja de Palma se ha actuado en 143 casos con vendedores de productos perecederos y en 285 de no perecederos. En el centro se han detectado 32 infracciones, con 14 decomisos judiciales por falsificación.

Según la concejala de Seguridad Ciudadana, Angélica Pastor, se está trabajando para controlar la venta ambulante, aunque son conscientes de que este problema no tiene una solución exclusivamente policial. Se calcula que este año actúan en la zona turística entre 150 y 180 vendedores, mientras que en el centro hay entre 80 y 100 personas que se dedican a esta actividad. En s'Arenal se ha comprobado un desplazamiento de los vendedores hacia el horario diurno, mientras que en el centro se concentran en las inmediaciones del Parc de la Mar y el Moll Vell. El trile se ha convertido en una actividad casi residual pese a que siguen operando 3 'colles' de día y una de noche.