La expectación creada ante la llegada del crucero más grande del mundo (tiene un metro más de eslora que su gemelo) volvió a tornarse decepción, tal como ocurrió hace un año cuando atracaron en Palma los buques hermanos del Harmony of the Seas. "También creíamos que iba a ser fantástico el día del pasado mayo en que coincidieron ocho cruceros y 22.000 turistas, pero las ventas no fueron buenas", destaca el presidente de la asociación de comercios turísticos de Palma, Agustín Linares. No solo dichos establecimientos y los bares y restaurantes estaban expectantes debido al marketing creado en torno al nuevo buque de la compañía Royal Caribbean, sino también muchos lugareños, como quienes trataron de hacer fotos desde Portopí.

Gabriela y Paul, dos alemanes residentes en Cala Pi, acudieron a Palma para ver el Harmony of the Seas con cámara al hombro y su decepción fue mayúscula cuando llegaron al Dique del Oeste, donde estaba atracado, y les impidieron el paso. "Está muy mal organizado, hacen mucha publicidad y después no te dejan verlo, ni siquiera desde fuera. Hemos venido expresamente desde Llucmajor y el paseo del Dique está cerrado, cuando hace años estaba siempre abierto", tal como critica la mujer.

Pese a que ayer fuese "como cualquier día de cruceros" para los comerciantes, en palabras de Linares, no significa que no estén a favor de este tipo de turismo. "Que vengan, que siempre suma", concluye. No en vano, eran unos 5.600 turistas. Y 2.214 tripulantes, a los que "también hay que tener muy en cuenta, ya que compran productos de primera necesidad porque viven en el buque y salen unas horas cuando hay escalas", detallan desde la consignataria del Harmony of the Seas. Sobre los cruceristas, la mayoría proceden de Estados Unidos (casi 2.400) y les siguen los españoles (más de 460) y los británicos (unos 450). El resto de los visitantes suman 24 nacionalidades.

Excursiones

Debido a su atraque en el Dique del Oeste, más alejado que las otras estaciones marítimas, la naviera pidió a la consignataria un servicio especial de autocares para llevar a los turistas al centro de Palma, por lo que los taxistas tampoco hicieron su agosto. Está previsto que atraque allí todos los lunes, tanto por comodidad como por motivos de seguridad, según explican.

Una cuarta parte del pasaje contrató una excursión, sobre todo visitas guiadas por el casco antiguo, aunque también hubo quienes acudieron a las Cuevas del Drach, Valldemossa, la playa de Palmanova o una cata de vinos en la Serra de Tramuntana, tal como detalla la empresa que se encarga de ello. Sin embargo, "muchos cruceristas optan por quedarse a bordo, debido a que tienen entre 700 y 800 actividades semanales incluidas en el viaje. En sí mismo, este tipo de barco es una competencia directa para el destino de vacaciones por su gran cantidad de oferta".