Contemplar hoy cómo languidece el edificio de La Protectora es una espina clavada en el corazón de una Palma que antaño fue espléndida. Las sociedades de socorros mutuos fueron el precedente de la Seguridad Social, y a la vez mucho más. La Protectora era probablemente la más importante que existía en Mallorca. Fundada en 1869 prestaba atención sanitaria y ofrecía subsidios de enfermedad y muerte, además de descuentos en el abono de las medicinas.
También mantenía una activa vida social que incluía bailes de carnaval, la representación de obras de teatro y conciertos. La decadencia comenzó en la posguerra. Primero porque la Seguridad Social asumió las tareas asistenciales de las sociedades de socorros mutuos. Además, la prohibición del carnaval por parte del franquismo afectó a la vida social de la entidad.
La transformación conllevó la reconversión del teatro en sala de cine, que en los años 60 se llamó Jaume III y ofrecía, creo, películas S, una especie de preporno. Cuando Galerías Preciados se estableció en Palma, la cafetería se convirtió en club social para sus empleados. Durante los años 70 acogió las oficinas del documento nacional de identidad en la que grises normalmente malhumorados radiografiaban al ciudadano como si se tratara de un delincuente potencial. También fue sala de squash y gimnasio hasta que cerró sus puertas.
La Protectora se disolvió en 1993 cuando ya solo tenía 72 socios, según la Enciclopedia de Mallorca. Nada que ver con los 2.300 -más de 10.000 si se contaban los familiares beneficiados- de 1925. En este año, en pleno esplendor, se encargó a Gaspar Bennázar un proyecto para construir una nueva sede.
Juan Tineo es maestro de obras, uno de esos enamorados de su profesión, por eso cuando encuentra documentos relacionados con este trabajo que le apasiona los guarda como un tesoro. Hace unos días me pasó un folleto que explica el proyecto del conocido arquitecto palmesano para La Protectora. Se lo describiré en la próxima entrega.
