Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a la vista

Las inquilinas de Can Pellicer

Verónica Lorenzo, Ruth Valencia, Mari Pau Ruiz y Esther Olondriz viven o han vivido en el edificio de Casas.

Mientras en Europa, se afilaban los cuchillos, un arquitecto construía un edificio de 18 viviendas. El Viejo Continente seguía sangrando en la II Guerra Mundial, y en España se olía aún ese fétido olor a la guerra de los hermanos, la Civil la llaman. Francisco Casas erigió Can Pellicer en 1940. El arquitecto era en ese tiempo regidor del Ayuntamiento de Palma.

El edificio que ocupa todo el solar y da a las calles Francisco Sancho y Eusebio Estada y que fue planteado por el arquitecto racionalista como un volumen cerrado con patio interior pasa desapercibido para la mayoría de transeúntes pero no para Verónica Lorenzo, Ruth Valencia, Esther Olondriz y Mari Pau Ruiz. Por ello son y fueron inquilinas de este inmueble hecho a distintas alturas, como si fueran un do re mi de la escala constructiva. Esta tarde ellas van a compartir las Històries protegides irracionalistes, en el bar Karin, cincuenta años ocupando uno de los locales de este singular edificio.

Verónica Lorenzo es la última que se ha incorporado a la saga de los residentes del Pellicer. Vive en el primer piso. Ella es vídeo artista y ha filmado historias domésticas e íntimas de sus dos vecinas. La televisión del bar, propiedad de Clodoaldo Jiménez, servirá de pantalla para verlos.

A Mari Pau Ruiz, la que fuera de las cuatro la primera en vivir en este inmueble del Ensanche, la han invitado a participar en calidad de "vecina satélite" como reza el tarjetón de la fugaz exposición.

"Yo vivía en el tercero con mi familia. Tenía 10 años. A mí me parecía horroroso vivir aquí. Yo quería un piso moderno con ascensor, balcón, etcétera. Me fui a vivir a Binissalem, pero hoy estoy orgullosa de haber vivido en la finca de Casas", reconoce. De hecho ella es propietaria de uno de los pisos. Lo tiene alquilado a la soprano Abi Sardón.

"¡Tú sabes lo que es despertarse con esa maravillosa voz!", exclama agradecida Ruth Valencia, ilustradora y diseñadora gráfica que vive en otro tercer piso, "original, sin cambios en la distribución", que incluso mantiene el empapelado de las paredes. Éstos le han servido para los dibujos que presentará hoy en la exposición de 24 horas de estas 'historias irracionalistas'.

Su madre le ofreció el piso que había comprado en Francisco Sancho y que solo era utilizado como trastero, u "ocupado por mi hermana", ríe. "Siempre me gustó", concede. Lleva cuatro años en la finca de Casas.

La más veterana es Esther Olondriz. La artista habita en el último piso, el cuarto. Lleva veinte años en él. "Para mí es como la Historia de una escalera, de Buero Vallejo", apunta. Durante años fue vivienda y taller hasta que los separó. Compró el piso "porque tenía carácter". Hoy presentará My home x 100, un centenar de fotografías de Can Pellicer que ella interviene. Casas pervive. Europa no ha resuelto sus guerras.

Compartir el artículo

stats