El fiscal Anticorrupción Miguel Ángel Subirán se opuso ayer de nuevo a que se decrete la libertad de tres de los policías que sitúa como cabecillas de la trama corrupta. Se trata de uno de los jefes de la Patrulla Verde, Gabriel T., y los policías Gabriel M. y José M. Los tres llevan en prisión desde el pasado mes de octubre, acusados de varios delitos, que van desde la extorsión, coacciones, asociación ilícita o solicitud de favores sexuales. Esta oposición la manifestó ayer el fiscal para pedir que se confirmara el auto de prisión que hace un mes dictó el juez Penalva, en el que rechazaba la petición de libertad de los tres acusados.

Esta decisión del juez fue recurrida por los abogados Gaspar Oliver, Juan Carlos Peiró y Miquel Arbona. El tribunal de la Sección Primera de la Audiencia, en una vista a puerta cerrada, analizó ayer la petición planteada por las defensas, en un acto en el que estuvo presente el abogado de cada acusado y el fiscal.

Subirán reiteró las numerosas pruebas y testimonios que se están recogiendo en esta investigación, que lleva secreta desde hace más de dos años. Testimonios que, según detalló el fiscal, señalaban que estos tres policías, presuntamente, se estarían dedicando a extorsionar a empresarios nocturnos de Palma, pidiéndoles dinero a cambio de proporcionarles un trato de favor. Estas víctimas, cuando se negaban a pagar el dinero que les pedían, recibían la constante visita de la Patrulla Verde de Palma para realizar inspecciones en sus respectivos locales.

Los abogados insistieron en que los tres policías llevan meses en prisión sin conocer qué delitos les imputan y qué pruebas existen contra ellos. En su exposición se quejaron de la instrucción, por cuanto lleva tanto tiempo bajo secreto de sumario, lo que motiva una situación de indefensión hacia los policias que están en prisión. Estos tres funcionarios realizan una estrategia de defensa conjunta.

En el último auto que dictó el juez Penalva, que ahora deberá ser analizado por la Audiencia, relata algunos de los testimonios que incriminan a los policías. Dice que los funcionarios, además de exigir dinero, mostraban un gran interés por las mujeres. Afirma que consumían gratis en los clubes de alterne.