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Sa Torreta

La casa de los poetas y de Gabriel Alomar

Gabriel Alomar construyó su casa en 1951.

¿La mejor casa de Palma? La que el arquitecto Gabriel Alomar (1910-1997) construyó para sí sobre la muralla. La escogería sin dudar ni un instante. Tiene vistas a la historia y a la naturaleza. A la catedral y al casco antiguo. Al Mediterráneo y a las puestas de sol más bellas del otoño. Y, de propina, un jardín interior capaz de transformar el conflicto en concordia

El arquitecto cuenta en sus Memorias de un urbanista que en 1951 comenzaron las obras de la casa que se dedicaba a sí mismo. "El solar se llamaba s'Hort d'en Castellà y se hallaba ocupado por instalaciones obsoletas (una antigua lavandería, una fábrica de no sé qué...)". Alomar la dotó de un estilo señorial, con loggias de influencia italiana. Incorporó piezas históricas que él mismo rescató de edificios demolidos, como el portal principal, procedente de Can Metxara de Inca, o un escudo y una ventana renacentista, salvados de derribos en Muro.

"En la parte de la muralla había una casa conocida vulgarmente como la Casa de los Poetas". Para descifrar el significado de la denominación hay que pasar de Alomar al escritor Màrius Verdaguer (1885-1963). En La ciudad desvanecida cuenta que un día, paseando con el pintor Antoni Gelabert vieron una casita que "presentaba un aspecto altamente literario". El artista opinó que "será un buen sitio para tener un estudio". Gelabert, Verdaguer y el también pintor Francesc Rosselló, la alquilaron.

Allí comenzó a congregarse la intelectualidad mallorquina. Literatos, pintores y músicos formaban un totum revolutum en el que brotaban "las conversaciones chispeantes" y "la vibración apasionada de las polémicas". En la casa se reunían Joan Alcover, Miquel dels Sants Oliver o Miquel Costa y Llobera. Además de los pintores locales, Santiago Rusiñol fue un entusiasta del lugar. Los músicos, liderados por Baltasar Samper, crearon el Salón Beethoven, y Enrique Granados ofreció veladas pianísticas.

Por cierto, los fundadores jamás la llamaron Casa de los Poetas. Fue bautizada así por el pueblo. Y aún más, Alomar asegura que también fue sede de una logia masónica.

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