Cuando la temporada alta se avanza y los hoteles boutique del centro histórico comienzan a llenarse, cuando el foco del debate es la masificación de Mallorca como destino turístico, cuando aparecen voces críticas que piden abrir un debate sobre la cantidad de visitantes que pisa la isla, el puerto de Palma bate su propio récord de cruceros en un solo día.

Ocho barcos se agolparon ayer en los muelles de la ciudad. El cálculo de la Autoritat Portuària de Balears es que 22.000 turistas pasaron por el puerto. Palma se llenó aunque, a juicio de comerciantes y restauradores, fue "un martes más", en palabras de una vendedora de souvenires de Antoni Maura. "El mismo trabajo de siempre o menos", según el encargado del Bar des Born, Toni Prieto. La misma sensación en el Bar Bosch en boca de su encargado, Juan Torres: "Si hay más gente, gasta menos". O en la del presidente de la Asociación de Comercios Turísticos de Palma, Agustín Linares: "Ha sido como un día normal. No hemos tenido la gran afluencia que se podía esperar. Mucho ruido y pocas nueces". "Para nosotros no es una jornada de récord, pero sí un buen día", dice la presidenta de los comerciantes del Born, Carolina Domingo.

Las opiniones de ayer fueron en la misma línea y de forma unánime: la recaudación no fue la esperada y los negocios del centro histórico hacen más caja los días nublados -todos citaron el ejemplo del pasado sábado-, cuando todos los turistas hicieron cola para bajar a Palma en coche. En cambio, las infraestructuras ayer no se colapsaron más que un día normal. Las terrazas se veían con movimiento, pero no llenas hasta la bandera. Y en la Seu había trasiego de turistas, como casi todos los días del año. Mientras, en el Moll Vell esperaban hasta ocho autocares en hilera a que los cruceristas volvieran al redil.

Tanto comerciantes como restauradores tenían claras las causas de por qué el récord de cruceros no se transformó en un récord de recaudación: las excursiones que muchos cruceristas realizan en autocar a otros pueblos de la isla y que tres de los ocho cruceros tenían Palma como puerto base (es decir, como lugar de inicio o final del viaje), lo que a su entender supone que los turistas repartan el gasto en la isla y no lo concentren en la capital.

La Policía Local desplegó un refuerzo de entre ocho y diez agentes en patrullas a pie para vigilar claveleras y carteristas no hicieran de las suyas y que los vendedores ambulantes no pudieran trabajar. La EMT también respondió ante el aviso de posible avalancha de cruceristas. La línea 1 no llegó ayer hasta el muelle de Paraires para evitar que se colapsara. En cambio, se habilitaron cuatro buses lanzadera que fueron haciendo viajes desde las estaciones marítimas hasta Antoni Maura.