En la defensa "larga y dolorosa; triste" para impedir que el monolito de sa Feixina sea derribado, la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA) reunió ayer en su sede a tres renombrados arquitectos: Carlos García-Delgado, Pere Nicolau y Pere Rabassa. Los tres, de distinto modo, por diferentes motivos, contrarios a la demolición y, sobre todo, muy críticos con la manera que ha utilizado el equipo de gobierno municipal, encabezado por el socialista José Hila.

"En su programa electoral no había ningún punto sobre sa Feixina. Antes de pactar, se hicieron una foto Hila, Noguera y Comas delante de Can Bibiloni, defendiéndolo. Acabó siendo derribado, pero es que tres días después decidieron demoler el monolito de Roca Simó. Han demostrado una intransigencia absoluta", inició Àngels Fermoselle, que moderó el acto. Pere Rebassa llegó a confesar que "si hubiera estado en el programa electoral, algunos no los hubiésemos votado".

La reactivación de la polémica sobre las bondades o no del monumento que se le encargó al arquitecto Francesc Roca Simó ha acabado con la decisión firme del gobierno de coalición en Cort, aprobado el pasado 13 de abril por vía de urgencia. Han sido las formas, el "resurgir de la fe desde la razón" como expresó García-Delgado sobre la "rigidez" del Consistorio, lo que le convulsiona a quien no desmintió su indiferencia: "No estoy ni a favor ni en contra de su demolición, sino de la manera cómo se está argumentando. No estoy dispuesto a aceptar que se diga que se ha de eliminar porque fue inaugurado por Franco. Si siguiéramos por este camino nos cargaríamos conventos, iglesias..."

La ironía llegó de su boca cuando puestos a tirar abajo eligió "la escultura de cubos de Calatrava, no muy lejana a sa fFeixina, y que es una agresión al paisaje urbano".

Alabó las virtudes de Roca, "un descubrimiento", admitió, del que insinuó que pudo haber sido un estímulo para el mismísimo Gaudí al erigir su Casa Batlló en la que vio similitudes a Can Casasayas, de Roca, construida antes, en los años en que el arquitecto catalán estuvo en Mallorca.

Valor patrimonial

No sorprende que Pere Nicolau estuviese incluido en la charla puesto que ya se ha posicionado reiteradamente a favor de mantener el monumento póstumo de Roca Simó. "Partidario de la reconciliación nacional", destacó virtudes en este elemento arquitectónico cuyo derribo costará casi 170.000 euros.

"El que diga que no tiene valor patrimonial está haciendo un análisis frívolo. Acertadamente se le quitaron los emblemas franquistas que él no puso, ya que se colocaron posteriormente. El monumento no es fascista".

Por último, Pere Rabassa declaró que el monolito "tiene elementos artísticos valiosos. Nos manifestamos en contra del derribo por respeto al patrimonio cultural, histórico y artístico".

A su juicio ha habido prisa. "No son buenas las urgencias políticas. Cort debería haber hecho un análisis científico, debería convocar y consultar a la sociedad civil y a los movimientos asociativos. En mi opinión, mientras no estén claros muchos de los puntos fundamentales, no debería derribarse".

Rabassa, autor de la recuperación de parte del mejor patrimonio de Palma como la Lonja, confesó su admiración por la obra de Roca, y abogó por "el análisis de propuestas de futuro y apartarnos de cuestiones ideológicas. Perder sa Feixina será perder memoria histórica".