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Historia

Las vidas del Pesquero

El establecimiento situado junto al muelle de pescadores y el secadero de redes celebra hoy su 60 aniversario y los 20 años desde que la gestión cambió de manos

Imagen del Club de Regatas y los llaüts amarrados justo enfrente.

­El Pesquero ha tenido muchas vidas, tantas como recuerdos de los palmesanos en este bar que hoy celebra su 60 aniversario. Cuentan que de niños acudían con sus padres los domingos a tomar el aperitivo, de jóvenes se divertían allí con la pandilla y más de uno hacía una parada para desayunar tras una noche de marcha, e incluso ha sido el escenario de incontables citas. "Es un punto de encuentro y, aunque a lo largo de los años ha experimentado un gran cambio, mantiene su esencia marinera", afirma Miquel Dolç, socio con Llorenç Rus del negocio situado junto al secadero de redes y el muelle de pescadores.

La primera vida del Pesquero transcurrió antes de la apertura del establecimiento en 1956. En la misma ubicación estaba el Real Club de Regatas, que nació el 24 de abril de 1891 en el paseo Sagrera, frente al baluarte del Puig de Sant Pere. La muralla todavía estaba en pie y el club consistía en unos pantalanes y una pequeña edificación obra del ingeniero Bernat Calvet. Tras el derribo de este tramo de muro, quedó una explanada que se aprovechó para construir una gran terraza en la que se hacían bailes, ya que "el club también era el local social de Santa Catalina, con gente sencilla, humilde, que tenía allí su llaüt para ir a pescar, como mi abuelo", rememora el propietario.

La cantina del puerto

El Club de Regatas no llegó a los 60 años, a diferencia del negocio construido en 1956 y que inició su andadura como el bar de los pescadores y marineros. Quien lo frecuentó destaca que era un local sin muchas comodidades, aunque con un deje auténtico y entrañable, una típica cantina con humo, ruido y partidas de cartas de los trabajadores del mar y los parroquianos de Santa Catalina y el Puig de Sant Pere. Durante los años 70 y 80, este tipo de clientela se combinaba con los palmesanos que acudían a descansar en la amplia terraza ubicada frente a los pantalanes de los pescadores.

El bar Puerto Pesquero, junto al secadero de redes, en una fotografía de los años 80. Fue construido en 1956, ahora hace seis décadas

El bar Puerto Pesquero fue testigo directo de la disminución paulatina de la flota a partir de la crisis económica de los años 90. En esa misma década, el local originario desapareció, porque la Autoritat Portuària convocó un concurso con el fin de renovar la gestión de las instalaciones y los responsables de entonces no se presentaron. La característica estructura acristalada con un sencillo letrero en la barandilla de la azotea y la gran terraza dieron paso a una nueva etapa.

El bar turístico

En la primavera de 1996, hace 20 años, Miquel Dolç y Llorenç Rus obtuvieron la concesión y hoy lo conmemoran con una fiesta por el doble aniversario, los 60 años del primer bar Pesquero y las dos décadas de su gestión. Llevaron a cabo una reconstrucción del establecimiento, al que llamaron Café Port Pesquer. Se inspiraron en la estética marinera, con las ventanas en forma de ojos de buey, el pavimento y mobiliario de madera, y muchos detalles que recordaban su privilegiada ubicación. Sin embargo, poco a poco fue convirtiéndose en un lugar cada vez más turístico y de categoría, y menos frecuentado por los profesionales de la pesca y el mar, pese a que en aquella época tenían un descuento en sus consumiciones.

La última transformación se produjo hace tres años, cuando el organismo portuario renovó la concesión a Dolç y Rus. Hicieron una reforma integral con la que ampliaron las instalaciones y la carta para potenciar la oferta de restaurante. De nuevo cambiaron el nombre y ahora simplemente es el Pesquero, con las mismas vistas al tradicional muelle.

El Pesquero en la actualidad visto desde el tradicional muelle de los pescadores y separado de la zona de amarre por una cristalera.

Esta noche a partir de las 21 horas celebrarán su aniversario con comida, bebida y música en directo, la de los tres grupos que cada jueves, viernes y sábado amenizan las veladas nocturnas: Jazz´N Time, Le Carromato y el trío Alo-Q-Bano. Los caribeños llevan dos décadas animando el local y fueron los afortunados que tocaron con Joaquín Sabina la noche más mágica que vivió el bar de los pescadores.

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