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Urbanismo

Simbiosis con el mar

El proyecto arquitectónico Seambiosis, finalista en un concurso europeo, propone que el bulevar de la fachada marítima tenga una gran plaza frente a la Llotja y un tranvía que una el litoral

Propuesta frente a la Llotja.

"¿Qué proponemos? Simbiosis es cuando dos organismos que son diferentes viven asociados y se benefician recíprocamente". Los autores del proyecto titulado Seambiosis quieren que el mar y la ciudad recuperen su antigua unión, "hoy en día interrumpida por los seis carriles de tráfico de la primera línea". Es lo mismo que pretende el Ayuntamiento, el Colegio de Arquitectos y todas las entidades de la sociedad civil afectadas, restablecer la relación entre la urbe y la costa, porque beneficia a ambas partes. De ahí que se hable tanto de crear un bulevar, incluso en concursos de arquitectura como Europan, en el que ha quedado finalista el equipo isleño y multidisciplinar de Seambiosis.

El jurado destaca del proyecto que "potencia una ciudad para ser vivida a pie, favoreciendo las conexiones entre el interior y la costa con el aprovechamiento de estructuras urbanas existentes (torrentes); y el uso de los mínimos recursos, ya que tiene en cuenta el contexto económico actual", tal como se puede leer en la mención especial. Y anima a la administración local a invitar a los finalistas para conocer sus ideas y su posible ejecución. De hecho, la semana pasada los autores asistieron a las jornadas sobre el futuro modelo urbanístico de Palma, que se celebraron en la Cámara de Comercio. Una de las ponencias versó sobre la fachada marítima y corrió a cargo de uno de los arquitectos del bulevar que prevé construir el equipo de gobierno municipal.

La propuesta de Seambiosis tiene variantes no contempladas en el proyecto adoptado por Cort, como el aprovechamiento de los torrentes alabado por el jurado del concurso europeo. Para los autores, "la recuperación del frente marítimo pasa por facilitar la llegada de los ciudadanos a él desde el tejido urbano", debido a que "si mejoras la primera línea pero las conexiones son débiles, harás que el paseo tenga menos posibilidades de éxito", explica el arquitecto Tomeu Duran. Y no solo hay que intervenir en las calles y plazas que llevan al mar, sino también en los torrentes, "un recurso natural y paisajístico que actualmente está ahogado por construcciones pero en cuyas riberas se podrían crear caminos para peatones, como por ejemplo en los de Mal Pas (desemboca en Can Barberà) y Sant Magí (pasa por el barrio de Son Espanyolet)", según propone el ambientólogo Jorge Giménez.

Permeabilidad

Otro requisito imprescindible para recuperar la conexión con el mar es "la permeabilidad del paseo Marítimo hacia el puerto y la playa". Tanto el bulevar de Cort como la exigencia del concurso arquitectónico establecen que los carriles de circulación deben reducirse de seis a cuatro, dos por sentido. Sin embargo, en el proyecto finalista de Europan se da un paso más y se plantea un carril por sentido en el tramo comprendido entre la avenida Antoni Maura y sa Riera, es decir, frente a la Llotja, el Consolat de la Mar y el paseo Sagrera. Crean "un espacio de tráfico calmado" eliminando el asfaltado y con un pavimento adoquinado que une ambos edificios emblemáticos con el puerto. "Se convierte de este modo en una especie de gran plaza institucional que se prolonga hasta el mar", tal como señala Duran. El proyecto va más allá e incluso propone rodear esta zona del puerto instalando un puente retráctil desde el final del Moll Vell hasta el edificio de los pescadores.

La pacificación del tráfico con un pavimentado diferente y una ligera elevación de la calzada se plantea también frente al muelle de Peraires, la Quarentena, el Auditorium, la calle des Torrent, sa Feixina, el Parc de la Mar, Gesa y el Palacio de Congresos.

Todo ello se comunica con un tranvía "otorgado en concesión, para que se autofinancie, y con paradas en los puntos rojos de afluencia de pasajeros, es decir, las intersecciones entre las vías de conexión urbana y el bulevar", en palabras de José María Ros, otro de los arquitectos del proyecto. Proponen que este transporte alternativo llegue al aeropuerto, el puerto y Cala Major con el fin de garantizar que sea rentable por el volumen de usuarios.

El equipo de Seambiosis cree que sus ideas son realistas y se podrían ejecutar en un plazo de 10 años, por lo que se resolvería un problema heredado desde la década de los 60.

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