El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Palma dio ayer un paso más para la eliminación del monolito de sa Feixina. La junta de gobierno aprobó el proyecto de demolición y el pliego de cláusulas administrativas para la contratación de la ejecución de las obras, que incluyen también la pavimentación del espacio libre resultante. Los trabajos se adjudicarán por el sistema de subasta con un coste máximo para las arcas municipales de 169.870 euros.

Pese a la aprobación del proyecto, aún no hay fecha para el inicio de las obras, puesto que antes se deben cumplir una serie de trámites administrativos. El acuerdo de ayer se debe publicar en BOIB y abrir un plazo de quince días para la presentación de alegaciones. Una vez resueltas, se iniciará el proceso de licitación abriendo un nuevo plazo para la presentación de propuestas por parte de las empresas interesadas.

Por ello, la teniente de alcalde de Ecología y portavoz del equipo de gobierno, Neus Truyol, no se atrevió ayer a dar una fecha para la demolición del memorial al Baleares, puesto va a depender de si se presentan muchas o pocas a legaciones y del tiempo que se tarde en resolver las cuestiones planteadas.

El acuerdo se acompaña de un informe de necesidad e idoneidad del contrato, que no está firmado por ningún técnico municipal, sino que está avalado por los tenientes de alcalde de Modelo de Ciudad y de la Función Pública, Antoni Noguera y Aurora Jhardi, respectivamente.

También cuenta con un informe jurídico favorable, aunque solo se pronuncia sobre la corrección del proceso administrativo seguido y no sobre el fondo de la cuestión, así como el de Intervención.

Noguera y Jhardi afirman en su informe que "nos encontramos ante una decisión política", pero "que cuenta con una base jurídica y técnica bien fundamentada en diferentes informes para la demolición del monolito, ya que la estructura no es trasladable, según el informe de la arqueóloga municipal de septiembre de 2015".

Afirman asimismo que cinco años después del acuerdo de contextualización del monumento "es evidente que no se ha conseguido el objetivo de trasformarlo en un símbolo de encuentro, de paz y de democracia, y que mantiene un valor simbólico de enaltecimiento del régimen fascista del general Franco que aún supone un agravio comparativo para todos los demócratas y para las víctimas en particular".

En definitiva, consideran que "se cambió el significando, pero el significado permanece prácticamente inalterable y ha dejado en evidencia que las actuaciones de resemantización fueron en balde".

Recuerdan asimismo que, después de 2010, la Asociación para la Recuperación de la Memòria Històrica de Mallorca ha reiterado su petición de demolición del monolito, al igual que unas cincuenta entidades que reclaman la retirada de este elemento.

Consideran que el monolito se encuentra en el supuesto del artículo 15.1 de la Ley de la Memoria Histórica, que establece que las administraciones públicas "deben tomar las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o referencias conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la revuelta militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura".