Los defensores del derribo del monumento de sa Feixina, que fue construido en homenaje a las víctimas del hundimiento del Baleares, argumentan que sigue siendo un símbolo franquista y que carece de valor patrimonial. La mesa redonda organizada ayer por la asociación Memòria de Mallorca y celebrada en el Club DIARIO de MALLORCA contó con la intervención de seis personas a favor de la decisión de Cort de demoler la construcción, incluido el presentador del acto. La asociación proteccionista ARCA, que está en contra de este acuerdo, también fue invitada, pero finalmente declinó asistir debido a la falta de equilibrio en la composición de la mesa. Esta desigualdad molestó además a parte del público y uno de ellos expresó en el turno de preguntas que "hubiese sido interesante escuchar otras opiniones".

La presidenta de Memòria de Mallorca, Maria Antònia Oliver, inició el coloquio defendiendo la demolición porque, "desde la primera piedra hasta la última, es un monumento franquista". Se refirió después a la "falta de valor artístico y arquitectónico, como señalan los informes técnicos", y recordó que "lo primero que hace cualquier democracia es tirar un monumento que homenajea una dictadura. Es mentira que haya símbolos nazis en Alemania, ya que los aliados se encargaron de derribarlos", ejemplificó.

Al final de la mesa redonda, Oliver tomó de nuevo la palabra para decir que el buque Baleares "era una máquina de matar que causó crímenes de guerra contra la población civil indefensa".

La intervención más emotiva corrió a cargo de uno de ellos, Francisco Ferrer, superviviente y testimonio de los bombardeos del crucero en la llamada carretera de la muerte, de Málaga a Almería. Comenzó diciendo: "Por suerte soy un superviviente de la guerra del 36". Y tras relatar cómo vivió la huida con su familia por esta carretera mientras el barco y la aviación de Franco les atacaba, bromeó: "Todavía tengo que dar las gracias al Baleares por la mala puntería que tenía. Por eso aún sigo vivo". Paco Ferrer, de 87 años, contó una anécdota que, pese a ser muy dramática, puso otro punto de humor a la historia. Su madre quiso hacer unas lentejas durante la huida y se le colaba el agua porque la paellera estaba llena de agujeros de metralla. Por último, lamentó las muertes con el hundimiento del buque, pero añadió que fueron llevados con sus familias mientras otros están "enterrados en las cunetas de las carreteras".

El investigador especializado en historia de la Marina, así como miembro de la asociación Caídos por la libertad en Murcia, Floren Dimas, dijo que el monumento de sa Feixina "es el segundo del franquismo más grande después del Valle de los Caídos". Destacó que "es un falso debate defender un símbolo franquista obviando su significado", en referencia a quienes "intentan equipararlo con obras artísticas hablando de la trayectoria del arquitecto para desvincularlo de lo que es", según sus palabras.

En la misma línea se expresó el experto en arte durante la Guerra Civil y el franquismo Damià Ferrà-Ponç, quien incidió en que "no se debe caer en la trampa de que se trata de una obra Art Decó. Prueba de ello es que si hubiese un argumento sólido, taparía los nuestros". Y se dirigió al equipo de gobierno de Cort para decirle que "esta historia debe terminar cuanto antes con una actuación valiente". El miembro del Grup per la Recerca per la Memòria de Castelló Joan Miquel Palomar abogó por "utilizar herramientas como charlas en los institutos, documentación y artículos" para dar a conocer lo que pasó.

Mesa redonda titulada ´Por el derribo del monolito de sa Feixina´ Celebrada ayer a las 19 horas. Club Diario de Mallorca. Calle Puerto Rico número 15. Entrada libre