Lo que empezó como el vermut en algunos de los puestos de comida del mercado de santa Catalina ha desembocado en un remedo de 'botellón' de tarde que ha puesto en alerta a los vecinos de la zona. El aperitivo se alarga hasta las 22 horas. Tras las cañas y las tapas, llega el turno de las discotecas. Caelum es la pionera. Es habitual en el último año ver colas en su puerta. A la luz del día. Se consume alcohol, algunos en exceso, se toman copas en la calle, se hace ruido, se ocupa la calzada. Los vecinos están hartos.

Tras varias denuncias, desde ayer Cort puso en marcha un dispositivo de control a cargo de la Policía Local. Dos agentes se limitaron a advertir que los excesos podrían sancionarse con multas que van de 1.500 a 3.000 euros.

"Es normal que los vecinos se quejen. Nosotros servimos en recipientes retornables, pero muchos no los devuelven. ¿Dónde los dejan? Creo que hace falta que haya más control policial", expresó Margalida Vallori, propietaria de uno de los puestos de tapas del mercado que se ve beneficiado por el aumento de clientes. "Tienen 35 años para arriba", señala.

Esa es una de las novedades, el perfil del usuario ya no responde al de un adolescente si no al de una persona entre 30 y 50 años, y que en algunos casos son padres. Como Neus García, que tiene una hija.

"Un sábado por la tarde me resulta más fácil encontrar a alguien que se quede con ella", dice. Ella estaba ayer a la puerta de Caelum con tres amigas, Mabel Vázquez, Magdalena Llompart y Ana Quetglas. "Es la segunda vez que venimos. Nos enteramos por el boca a boca; venimos desde Calvià, Llucmajor y Palmanyola. Creemos que la moda del revival de las galas de tarde va a ir a más".

Conceden, eso sí, que "los vecinos estén molestos porque si ya soportaban el ruido por la noche, ahora ¡también el de tarde...!"

"¡No hay derecho! Mean en las puertas, dejan los vasos en el suelo, encima de los coches, hacen ruido. Es horrible. Ayer le rompieron un cristal a una vecina", indicó Raquel Padial, una vecina de la plaza del Vapor. Tiene 28 años. A su lado, otra residente en la zona, Conchi Fortés, de 24. Ésta no puede sacar el coche porque la cola formada para entrar en la discoteca de la plaza se lo impide. También organizan galas de tarde. "Es inimaginable, sobre todo, que son adultos. Y la policía no hace nada", se lamentó una de ellas. Otra residente en el barrio aseguró que ya no van a comprar al mercado.

Hasta la fecha se han abierto treinta actas en la zona de Santa Catalina, según el portavoz de la Policía Local.