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Sa Torreta

El Crist de la Sang, con ojos de viajeros

Mañana, Jueves Santo, es el día del Crist de la Sang. ¿Por qué en tiempos de descreimiento e iglesias vacías miles de cofrades desfilarán durante...

El Crist de la Sang es la imagen más conocida de Mallorca.

Mañana, Jueves Santo, es el día del Crist de la Sang. ¿Por qué en tiempos de descreimiento e iglesias vacías miles de cofrades desfilarán durante horas por las calles de Palma? ¿Por qué razón se abarrotarán las aceras del recorrido? ¿Folclore o devoción? ¿Espectáculo o fe? ¿Una combinación de ambos? La pasión por la imagen que se guarda en el templo del Hospital General ha asombrado a los viajeros que han dejado escritas sus impresiones sobre la vida palmesana. Como muestra, tres botones.

El primero, el Arxiduc Lluís Salvador. En el Die Balearen escribe que "casi a todas horas, pero más particularmente al atardecer, como final de paseo, o cuando se deja el trabajo en los talleres, muchísimos palmesanos visitan esta santa imagen". Recuerda la fama de milagrero del Crist: "No pasa semana sin que una o varias personas vengan a dar las gracias por la milagrosa curación de una grave enfermedad". Ni la de protector de los marineros: "La tripulación de un barco que ha sobrevivido a un fuerte temporal va en procesión desde el muelle llevando una vela del barco para ofrecérsela".

Mary Stuard Boyd una viajera británica de principios del siglo XX, explica que el momento más emocionante de la procesión del Jueves Santo era el paso del Crist de la Sang: "Una exquisita estatua con el pelo largo y suelto a la que muchas mujeres presumen de haber contribuido con sus mechones". A su paso "la multitud expectante se arrodilla".

Hermann Alexander Pagenstechen fue un zoólogo que visitó la isla en 1865 y dejó escritas sus impresiones sobre la procesión del Jueves Santo. Y sobre las polémicas que la rodean. El año anterior "había terminado a golpes, cosa que había resultado muy poco edificante por los objetos sagrados utilizados". El observador describe el paso de la imagen de la Sang: "Finalmente llegó el clero con sus casullas de gala, rodeando un palio bajo el que iba un sacerdote, apoyado por dos ayudantes, llevaba la imagen de Cristo crucificado. Todo el mundo se arrodilló, aunque la mayoría sobre las sillas que habían girado hacia ellos".

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