Xavier Mayor (Barcelona, 1960) es consultor ambiental. Inauguró ayer las Jornadas de Estrategia de Paisaje, que han organizado la UIB, la UPC, el Colegio de Arquitectos de Balears y el Ayuntamiento de Palma para debatir sobre el futuro del Pla de Sant Jordi y su valor patrimonial.
-¿Qué ventajas le supone a Palma que el Pla de Sant Jordi se convierta en un parque agrario
-Es una oportunidad para generar un activo donde producir bienes y arreglar el lugar desde una perspectiva social y económica.
-Los expertos destacan su potencial para que crezca la soberanía alimentaria de Mallorca y depender menos de la importación. ¿Es viable ese modelo si cada vez hay menos payeses?
-No solo es viable, sino que es más conveniente que importar a cualquier precio desde cualquier parte del mundo. Que haya menos agricultores es una tema circunstancial. Si hay una buena oportunidad económica, vendrán más payeses.
-En el parque agrario del Baix Llobregat (Barcelona) se centraron en producir alcachofas y no todo tipo de hortalizas.
-Las alcachofas se han quedado como la anécdota, pero la zona tiene muchos más valores. El Pla de Sant Jordi se adapta mejor a las características del parque agrario de Sabadell, tanto por tamaño como por el proyecto para potenciar el comercio de proximidad y los productos ecológicos.
-Le ha tocado inaugurar las Jornadas de Estrategia de Paisaje. ¿Usted también ve potencial turístico al Pla de Sant Jordi?
-Sí, es un turismo diferente al común. El Pla puede convertirse en una zona agradable que permita tener una experiencia de confort ambiental donde descubrir caminos o comprar productos de kilómetros cero.
-Si hasta ahora el Pla de Sant Jordi ha estado medio abandonado, ¿quién se encargará de cuidar la zona?
-Es cierto que la administración pública no puede llegar a todas partes, pero en otros lugares se han generado proyectos interesantes. En Murcia los molinos como los del Pla de Sant Jordi se destinaron a centros de conexión a internet.
-¿La ecología y el urbanismo son enemigos a día de hoy?
-No, es uno de los retos más importantes a nivel mundial. La ecología aplicada a es una nueva forma de dar solución a las grandes ciudades. Es necesario remodelar las ciudades desde un punto de vista ecológico. Es el hábitat de la mayor parte de la población.
-¿Una ciudad como Palma puede llegar a ser sostenible?
-El punto de partida, que es la herencia urbanística, no es excusa para no mejorar. La ecología aplicada aporta herramientas para que la ciudad madure hacia algo mejor, como la forma de configurar calles y plazas. Reformar un barrio es una gran oportunidad para crear nuevos espacios.
-¿Vivir en una isla es una ventaja o un inconveniente?
-El aislamiento de una isla puede suponer inconvenientes, pero no son impedimentos. La clave es si la ciudad está mejor preparada para afrontar el cambio climático o la calidad de sus paisajes.
-¿Cómo se puede crear una red potente de transporte público, si se ve obligada a compartir espacio con el coche?
-Hay que buscar fórmulas para reducir la circulación en el tráfico, como pacificar las avenidas o potenciar desplazamientos más inteligentes a pie o en bicicletas. De nuevo, el efecto heredado del urbanismo es un condicionante, pero no debe servir de excusa.
-El pequeño comercio y los servicios de proximidad son claves para una ciudad sostenible. ¿Pero puede triunfar ese modelo en una sociedad que hasta coge el coche para ir a comprar una barra de pan?
-Es un tema cultural y de conciencia. Para la ecología urbana, la pedagogía es muy importante. El problema es que el valor ambiental se considera adicional, no principal. Hay que trabajar para priorizarlo.
