Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sa Torreta

Un taller para salvar el día de playa

Cada día se ve a menos gente cambiando la rueda del coche después de sufrir un pinchazo. La primera razón es que las carreteras son mucho mejores...

Dos colas -personas y ruedas- en el taller. torrelló

Cada día se ve a menos gente cambiando la rueda del coche después de sufrir un pinchazo. La primera razón es que las carreteras son mucho mejores que hace unas décadas. La segunda es que los vehículos incorporan neumáticos antipinchazo, también conocidos como run flat, que permiten seguir rodando durante una distancia de entre 80 y 150 kilómetros cuando se produce una pérdida de presión. La tercera es que, gracias a los servicios de asistencia de los seguros, a casi nadie se le ocurre llenarse las manos de grasa y pelear con unos tornillos que parecen apretados por Arnold Schwarzenegger.

Pero no siempre fue así. Hace unas décadas, las carreteras y calles de ciudades y pueblos estaban hechas un asco, los neumáticos antipinchazo solo debían estar en la cabeza de algún ingeniero iluminado y los servicios de asistencia eran un sueño.

Por eso, cuando un domingo de verano de los años 70, los planes playeros peligraban por un inoportuno pinchazo, la solución consistía en acudir a un taller con puertas abiertas en jornada festiva. Los talleres de guardia se anunciaban en los periódicos igual que las farmacias o las gasolineras. No eran tiempos de libertad o libertinaje -según la visión de cada parte afectada- comercial.

El taller que fotografió Torrelló aquel domingo caluroso de hace cuatro décadas está, o mejor estaba, en la calle Jardí Botànic. El cartel ya anunciaba que su especialidad eran los neumáticos y las cámaras. La cola es doble. Por un lado, hasta veinte personas, se supone que algunas en familia, dejando pasar el tiempo hasta que les toque turno. Por otra están los neumáticos, en la calzada o en la acera, esperando que el ojo experto diagnostique su mal -en aquella época se hacía con un barreño de agua- y sane sus heridas con un trozo de goma y pegamento.

Basta observar la vestimenta de los clientes para percatarse de que algunos de ellos -con bañador y zapatillas de goma- han puesto todas sus esperanzas en el taller para salvar su día de playa y regresar el lunes moreno y de buen humor al trabajo.

Compartir el artículo

stats