El Pla de Sant Jordi es la puerta de entrada a Mallorca para todos los turistas que vienen por aire y la bienvenida deja mucho que desear. Campos de cultivo sin producción, molinos sin aspas y abandonados (sobre todo los que pertenecen a AENA) y restos arqueológicos rodeados de malas hierbas que hace unos meses limpiaron los propios vecinos. Ese es el panorama que se encuentran los turistas. Por ello, Cort quiere proteger el humedal y garantizar su pervivencia.