El 'todo a 1 euro' volvió a ser reclamo para que finiquitadas, o casi, las rebajas y ya con los escaparates vistiendo primavera, los clientes apuraran las últimas compras de la temporada. El comercio más pequeño, el de los saldos, volvió ayer a tomar la calle, en concreto unas 34 vías, avenidas o zonas, repartidas por la ciudad. En esta edición también la Fira d'Estocs se repartió entre el centro y la periferia.

"El pequeño comercio nos diferencia como ciudad y nos hace más atractiva", expresó el alcalde José Hila. A su lado, Bernat Coll, de Pimeco, y Rafael Ballester, de Afedeco. Ambos representantes del sector indicaron que "los resultados son positivos".

Alrededor de noventa establecimientos se apuntan a esta iniciativa de sacar a la calle los restos de serie. De la más comercial de las arterias, la de Sant Miquel se escuchó la voz de Teresa Binimelis, propietaria de Bordados Valldemossa, pidiendo repetir la iniciativa.

"Debería ser más frecuente. Incluso hacerlo una vez al mes. Se lo hemos propuesto a Cort, pero han dicho que no", relató la vendedora. Ella considera que "si se hiciera en verano, también se animarían los turistas, y eso sería beneficioso".

En su parada, cojines rebajados un 30 por ciento; caminos de mesa y algunos fulares a la mitad de su precio "por estar descoloridos al haber sido expuestos en los escaparates", señaló.

No muy lejos, otro de los negocios familiares que aún quedan en la calle, Plovins vendía calcetines, ropa interior, sobre todo para niños, y medias y calcetas. Todo a 1 euro.

"Esta feria de saldos va bien para liquidar cuatro cosas que te quedan, y que si los pones a estos precios tan económicos puedes venderlos. Si los subes, no los compran", señaló el propietario Joan Plovins. El negocio lo abrió su abuela, más de cincuenta años atrás, primero en la plaza Mayor y después ya en Sant Miquel.

A su juicio, "son las grandes superficies las que hacen más daño al comercio tradicional". La medida de abrir en domingo fue criticada por él: "Vendo productos a comerciantes de los pueblos que trabajan en ferias los domingos. Si en Palma también están abiertas las tiendas, ellos pierden. ¡Y lo han notado!".

Descentralizar

Desde ayer y hasta mañana sábado, los saldos se encontrarán en las calles del centro, desde Oms, a La Rambla, zonas de Jaume III y Born a la plaza Madrid, Blanquerna, calle Aragó, Cort hasta alcanzar barrios más alejados como Pere Garau, Son Gotleu o Son Ferriol.

"Poco a poco se van animando también los negocios que están fuera del centro, en la periferia. Son Ferriol es un ejemplo. Esperamos que en próximas convocatorias se vayan apuntando más", dijo Bernat Coll, presidente de la patronal Pimeco.

En la calle Oms, algunos de los productos no tenían precio de saldo ya que superaban los cuarenta euros en prendas de ropa. Claro que eran de marca. Los descuentos eran de un 30 por ciento.

Hila indicó que la próxima semana en el marco de la ITB de Berlín, "lanzaremos el mensaje de que Palma también es atractiva por ser destino de compras, por sus comercios".