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Palma a la vista

El Fornet de la Soca crece

Tomeu Arbona fue elegido el mejor repostero del Año en 2015. B. Ramon

Cinco años han sido suficientes para que Tomeu Arbona y su equipo conviertan su pequeño horno, el Fornet de la Soca, en un lugar grande. Gracias a ellos el paladar ha viajado en el tiempo sin perder la comba de la actualidad. Era lógico prever que el pequeño obrador de la calle Sant Jaume se les quedaría pequeño. Coincidiendo con la Pascua, abrirán otra sede. De Canavall a Canamunt. Un lugar histórico, el Forn de sa Llotgeta, les dará cobijo.

"Mantendremos el mismo producto. Crecer no significa un cambio en nuestra manera de hacer las cosas, al contrario, queremos trabajar en mejores condiciones", señala Tomeu Arbona. Desde que el año pasado fuera elegido como el Mejor repostero, las comandas no paran. A ello sumar, sus encargos para fiestas, bodas, y sus talleres de repostería histórica. Ahora se cuece uno relacionado con el tiempo de Ramon Llull.

La suerte de cara. Si a Tomeu le pirra la historia, el Forn de Llotgeta tiene mucha. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando los Albertí se hicieron con él. Hay quien lo sitúa en tiempos de la Conquista.

Pese a haber estado cerrado durante años, haberse convertido en pizzería, incluso volvió a ser horno para producir las galletas de aceite por iniciativa del panadero David Bordoy en 2012, no tuvo suerte y acabó cerrando, y después tienda de decoración con los hermanos Canals al frente, su estructura original ha sido respetada. De ahí que su viejo horno de leña atestigüe el paso del tiempo, y quién sabe si podrá volver a ser utilizado.

La Soca, que procede del relato popular que cuenta cómo un árbol va acogiendo en su cavidad la vida de distintos seres diminutos, se alimenta de recetarios como el de Pere Alcantara Peña o el que le servían al Arxiduc Lluís Salvador. La repostería conventual también la sirven. Redonets de Santa Clara, cuarts embetumts, coixins imperials, cocas de raissons y la ensaimada de veras son solo algunos de los productos estrella.

Tomeu Arbona es como la miga, se deja moldear por el tiempo. Cuando la vida le fue adversa, no se quedó llorando. El psicoterapeuta, seguidor de las doctrinas de la psicoanalista Melanie Klein por encima de Freud o Lacan, montó un agroturismo en Sóller pero no tuvo suerte y lo cerró. Fue el momento en que decidió aprender a interpretar los sueños. Dejó de ser trabajador social. Con la crisis, el diván se vació de pacientes que se iban arruinando. Cerró la consulta y abrió el Fornet de sa Soca.

Cinco años de "mucho trabajo", de vigilias, de bucear en recetarios antiguos, de dar lo mejor de sí, han propiciado el crecimiento. Sa Llotgeta será la Soca en el otro eslabón de la ciudad antigua de Palma. Inluso hará amigoss. El barrio está lleno de hornos con mucha miga.

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