En febrero de 1916 algunos palmesanos pasaban hambre. El mundo estaba enfrascado en la Gran Guerra. En buena parte de Europa los jóvenes vivían en trincheras repletas de barro y ratas antes de morir víctimas de las balas, la metralla o los gases venenosos. Los primeros meses después de desatarse la barbarie, los países neutrales como España vieron como sus economías crecían porque los contendientes compraban a buen precio materiales y alimentos. Pero estas mismas necesidades de las potencias en conflicto acabaron pasando factura a quienes no derramaban sangre. Las materias primas y los alimentos comenzaron a escasear y los precios se dispararon. En Palma aumentó mucho el paro y las protestas generaron conatos de violencia.
Hace un siglo en Palma había escasez de carbones y la empresa de alumbrado por gas La Económica advertía al alcalde de que en los almacenes solo quedaba combustible para 30 días. En 1916 algunos obreros postulaban por las calles para obtener unas pesetas con las que garantizarse el alimento. Cien años atrás el periódico mantenía una sección diaria con el encabezamiento 'Crisis obrera'.
El alcalde impulsó el derribo ya en marcha de las murallas para crear empleos. En una información se aportaba el dato de que "el número de operarios que sostiene el Ayuntamiento con motivo de la crisis es de 306". La incipiente agrupación socialista de Palma convocaba "mitines prosubsistencias". La Sociedad Deportiva Alfonso XIII, germen del Real Club Deportivo Mallorca, nace en el momento de mayor tensión social. Los obreros se concentran frente al Gobierno Civil mientras el presidente de las sociedades obreras solicita que se autorice a los desempleados para pedir limosna por las calles de Palma.
El editorial de 'La Almudaina' solicitaba a los "terratenientes" que en "interés patrio y social" llevasen a cabo obras de mejora en sus fincas. A los comerciantes y contratistas se les rogaba que contratasen "un peón más" en sus fábricas o en sus obras. Hace un siglo. Ayer mismo, en términos históricos.
