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Sa Torreta

Una bicicleta tendida en la barandilla

Ahí está, en pleno y soleado domingo, a la espera de la mano de nieve que sabe arrancarla (perdón por el plagio señor Becker) y la saca a paseo...

¿Colgada, tendida o aparcada?

Ahí está, en pleno y soleado domingo, a la espera de la mano de nieve que sabe arrancarla (perdón por el plagio señor Becker) y la saca a paseo. Una bicicleta tendida, o colgada, o aparcada en un estrecho balcón de la calle Oms. Es solo decorativo, como muchos otros miradores de la ciudad. Tan estrecho que la bici ni siquiera cabe en la parte interior. Tiene que asomarse al precipicio -una pequeña exageración, porque está en un primer piso y la marquesina de una bar la salvaría de una caída peligrosa-. Unos cables la sujetan a la espera de que sean requeridos sus servicios como elemento de placer o de transporte por las calles de Palma.

Las primeras reflexiones que se imponen al contemplar la imagen hacen referencia al problema del aparcamiento. Debe estar mucho peor de lo que imaginábamos si es preciso que el propietario agudice el ingenio para encontrar un hueco para uno de los vehículos que menos espacio consumen.

La fotografía también invita a reflexionar sobre el problema de la vivienda. ¿Tan diminutas las hacemos -o hacíamos, porque esta debe ser centenaria como poco- que ni siquiera encontramos un hueco para el humilde biciclo?

La siguiente digresión versa sobre la evolución de las costumbres. Antes tendíamos la ropa en las terrazas. Con la llegada del progreso y de un electrodoméstico para cada función, incluso la más banal, han entrado en casa las lavadoras con centrifugado supersónico y las secadoras. También servía para ejercer la vida social. Desde sus pocos metros se observaban los acontecimientos de la calle y se establecía relación con los vecinos. Ahora se vive la casa hacia adentro y el balcón se ha convertido en un elemento arquitectónico de escasa utilidad.

Todo cambia ante una persona concienciada, que sabe que la bicicleta dulcifica la ciudad y la libera de ruidos y contaminación. Y que también favorece el ejercicio natural mientras ejecutas las tareas cotidianas o disfrutas del tiempo libre... Es entonces cuando se descubre una nueva función para la barandilla del balcón: estacionamiento de bicicletas.

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