Los datos proporcionados por la Empresa Municipal d'Aigües i Clavegueram (Emaya) sobre las previsiones de suministro de agua para el presente año ponen los pelos de punta. Y no por el coste del agua desalada que se deberá adquirir al Govern, que también, sino porque ponen en evidencia algo que los ecologistas ya advirtieron en los años 80 y 90: la insostenibilidad de un modelo económico que no tiene en cuenta para nada que el agua es un recurso escaso y limitado. Prueba de ello es que el 75% del agua que se prevé suministrar a la población a lo largo del presente año, tras un período de sequía que no ha sido muy prolongado, procede o bien del mar o de pozos salobres. En definitiva, se trata de un líquido que no se podría disponer de él en condiciones normales y que supone que la empresa, sin los recursos de la desaladora de agua de mar y la potabilizadora que trata el líquido procedente de pozos salobres, solo podría abastecer a uno de cada cuatro habitantes o, si se prefiere, disponer de líquido potable para tres de los doce meses del año. Si bien es verdad que la desaladora da en estos momentos una cierta tranquilidad sobre la garantía de suministro, también lo es que provoca la sensación de que los recursos son ilimitados.
Las líneas rojas de la intervención municipal
No se sabe muy bien si por desavenencias entre los integrantes del tripartito que gobierna en Cort o por la incapacidad de sus flamantes equipos. Lo cierto es que la inmensa mayoría de las concesiones de servicios municipales que finalizan se prorrogan en lugar de aprobar unos nuevos pliegos y convocar un nuevo concurso. La situación ya es preocupante hasta el punto de que el interventor municipal se ha visto obligado a emitir informes de disconformidad en varios de estos servicios prorrogados. En el pasado pleno sin ir más lejos, se tuvo que poner en conocimiento de toda la corporación de tres de estas advertencias sobre el concurso de mantenimiento de los ascensores de las dependencias municipales, la prórroga del servicio que atiende a las personas que son objeto de violencia de género y el del control de la legionelosis. Las prórrogas pueden tener su sentido y ser necesarias cuando un determinado servicio acaba coincidiendo con el final de mandato o en los primeros meses, pero no cuando ya se han agotado todas las prórrogas legales y se lleva en el gobierno municipal más de medio año.
Adrover estaba indispuesta
No es que hablar del Palacio de Congresos cause dolor de estómago a la concejala Joana Maria Adrover, como insinuó la oposición, sino que se encontraba indispuesta. A pesar de ello, aguantó todo el pleno y compareció para dar explicaciones.
