El Drac de na Coca encendió por cuarto año consecutivo la Revetla de San Sebastià, que en esta ocasión se caracterizó por las bajas temperaturas y por la participación multitudinaria de palmesanos que llenaron, en distintos momentos de la noche, las ocho plazas en las que Cort había concentrado los conciertos y las barbacoas para las torradas.

La bestia de fuego del Ayuntamiento encendió la hoguera de la plaza Major en presencia del alcalde, José Hila, y buena parte del consistorio pasadas ocho de la tarde.

El dragón de Orgull Llonguet, que se estrenó este año y que en lugar de echar humo y fuego por la boca y sus fauces engulle panecillos para saciar su hambre, también recorrió ayer por la noche las calles del centro de la ciudad aunque no coincidió con la alimaña municipal.

Previamente, la colla de Castellers de Mallorca había deleitado al numeroso público presente en la plaza Major con la composición de tres castillos y dos pilares de despedida.

A lo largo de más de media hora el centenar de castellers que participaron en el acto se esforzaron en la composición de una torre de tres de sis, otra de cuatro de sis y una tercera de sis con aguja. Si bien los componentes de la colla participan en las fiestas del patrón de forma ininterrumpida desde 1997, en esta ocasión, tras cuatro años, actuaron nuevamente en el arranque de la Revetla.

Una de las novedades de la edición de este año consistió en la inclusión en todas las plazas de la Revetla de barbacoas para personas vegetarianas en las que solo se podía asar verdura. De las 71 torradoras71torradoras distribuidas por las plazas, 20 más que el año pasado, 12 estaban reservadas para personas vegetarianas.

No disponían de vigilancia, aunque se encontraban apartadas del resto de hogueras y señalizadas con un cartel y una V. Lo anterior provocó más de un despiste, como cuando en la plaza Major varias grupos de personas se colocaron junto a las dos torradoras para veganos sin saber que en ellas no se podía asar carne.

Fue el caso de Jaume López, que tuvo que cambiar de sitio tras enterarse de que el cartel con la V no el símbolo de una llama. César, junto con su familia, integrada por Mónica, Salma, Miguel, Paula y Helen, acude cada año desde hace 20, los mismos que lleva en Mallorca desde que vino de Uruguay, a cenar junto el fuego en la plaza Major. Margarita de Juan acudió ayer desde Son Ferriol con el fin de que sus hijos, de 5 y 3 años de edad, pudieran ver la actuación de los castellers y el arranque de la Revetla. Paquita, Mariceli y Regina esperaban debajo de los soportales a que hubiera brasas para poder asar.

Poco después de las nueve de la noche las brasas de las barbacoas estaban a punto para torrar. MANU MIELNIEZUK

La fiesta se dispersó un año más fuera de las plazas acotadas por el Ayuntamiento. Prueba de ello es que otras 213 barbacoas habían sido distribuidas por toda la ciudad. Se repartieron 230 toneladas de arena para las hogueras y se quemaron 17 toneladas de leña.

Los partidos también montaron sus puestos festivos para agasajar a militantes, simpatizantes y ciudadanos. El PSOE montó de nuevo la fiesta frente a su sede en la calle Miracle. El PP siguió siendo fiel a la calle Palau Reial, aunque en esta ocasión hubo relevo generacional en la preparación de la fiesta, que estuvo en manos de las Nuevas Generaciones de la Ciudad. Més estuvo en la plaza de Santa Eulàlia, espacio en el que también montaron sus chiringuitos los partidos emergentes de Podemos y Ciudadanos, sustituyendo a EU, que ocupó la plaza del Mercat, y Esquerra Republicana.

Un amplio dispositivo coordinado por la concejala de Participación, Eva Frade, veló por la seguridad. Estaba integrado 103 agentes de la Policía Local (56 del servicio ordinario y 47 extras), 64 bomberos (40 de guardia y 24 en las plazas), 12 miembros de protección civil, 30 de mantenimiento y 23 personas de Participación Ciudadana, además de 44 agentes de seguridad privada.