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Palma a Palma

Plantas de campanario

Plantas de campanario

La ciudad tiene rincones que parecen pensados para la Divinidad. Detalles que sólo se aprecian desde una dimensión sobrehumana de las cosas. Tal vez por ello, el descubrirlos te produce una pequeña euforia mística. Como si te hubieses asomado por unos segundos al mirador de los mundos.

Por ejemplo, ¿cuándo somos conscientes de las plantas de campanario? Esos brotes silvestres que, llevados por el viento, germinan entre dos sillares. En un alero. A alturas casi inaccesibles para la presencia humana. Casi todos los campanarios de las iglesias cuentan con ese jardín secreto.

Plantas que dejan caer sobre el vacío su cabellera. Que apenas asoman entre los recios volúmenes de piedra. Compañeras de las palomas zureantes y terraderas. Su ciclo vital se desarrolla sin más ayuda que la lluvia y el rocío. Aprovechando al máximo apenas una grieta de tierra. En la jardinera de los cielos.

Es difícil reparar en ellas. Pero cuando lo haces, te produce vértigo pensar en lo que divisan. Una panorámica que a nosotros nos está vedada, a no ser que se realice una restauración con andamios. Observatorio entonces del mismo paisaje que contemplan. Tejados, terrados, iglesias, edificios singulares, y al fondo las montañas o el mar.

Resulta imposible que la vida sea igual para una planta de maceta que para una de campanario. La hogareña tendrá cuidados, compañía, su dueño puede incluso que le hable o la cambie de emplazamiento para que tenga más solecito. Siempre estable. Sin más perspectiva que la de una habitación o un balcón.

La planta de campanario, por el contrario, está abocada al riesgo y el abismo. Agitada por todos los vientos. Luchando por la supervivencia en una soledad casi metafísica. Pero tal vez, precisamente por ello, con una perspectiva más real de las cosas.

No es un mal ejercicio pasear por nuestras calles. Fijarse en los campanarios. Imaginarse la existencia de una de esas plantas diminutas que asoman por la anfractuosidad de sus paredes. Siempre tendrán algo que enseñarnos.

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